Tras casi un década apostada en la calle Pintorería, junto al cantón del Colegio San Prudencio, la tienda de moda y complementos Sugar ha decidido subirse al tren de la revitalización de la parte antigua mediante una reubicación que le ha situado a los pies del hall de la Almendra: la plaza de la Virgen Blanca. Una situación envidiable, aunque tal y como asegura Raquel Muiños, propietaria del establecimiento, "En Pinto también se estaba muy bien".
Tras nueve años en Pintorería ha decidido usted reubicarse en el casco antiguo. ¿Qué tal le ha sentado el cambio?
Bien. Aunque creo que mucha gente no sabe donde estamos. Estoy pensando en poner un cartel en la entrada de la Zapa para que se acerque el público, puede que hasta regalar algo. También he de decir que en Pinto no estábamos nada mal. Nos encontrábamos al lado del cantón que une el casco viejo con Artium y, la verdad es que pasaba bastante gente. Pero también eran otros tiempos.
¿Cómo es el género de Sugar?
Básicamente es ropa de mujer y complementos. Se trata de ropa cómoda y muy colorida.
¿Sólo de mujer?
Tengo algunas camisetas para chicos y algo de ropa de para niños y niñas. Antes tenía más, pero como en este local tengo menos espacio... Y la verdad es que los chicos compran menos ropa.
¿Y en cuestión de complementos?
Hay un poco de todo: bolsos, cinturones, bisutería, fulares, palestinos...
También veo que tiene muchos descuentos. ¿La crisis?
Tenemos que tenerlos todo el año (risas).