Vitoria. Mirar al Viejo Continente a través de la cultura. Más en concreto, hacerlo a través de la gran pantalla. El próximo domingo 9 se celebrará el Día de Europa y con ese motivo las tres capitales vascas vivirán entre el lunes 10 y el sábado 15 la Semana del Cine Europeo, cita que, eso sí, tendrá a Gasteiz como protagonista especial. Los fotogramas de 20 películas, cinco de ellas nunca vistas antes en el Estado, servirán para dibujar un mosaico de eso que es algo más, aunque a veces parezca lo contrario, que una mera unión económica entre diferentes países que comparten vecindad.

Eso sí, en el cartel no habrá ni títulos vascos ni del resto del Estado ya que estas películas se verán en otros puntos del continente y son películas más fáciles de ver, por lo menos en teoría, en el País Vasco y se prefiere abrir la puerta a filmes que, cuando menos aquí, lo tienen más complicado incluso.

Los Florida en Vitoria, los Príncipe en Donostia, y los Multi y los Renoir en Bilbao serán las sedes de las proyecciones previstas (las entradas en todos los casos costarán 4 euros). Los filmes, que irán rotando de ciudad en ciudad, se podrán ver en versión original subtitulada tanto en castellano como en euskera y habrá sesiones matinales con la intención de atraer a un público más joven.

Desde estrenos más o menos recientes como El pastel de boda hasta clásicos como Armarcord, la selección realizada para la ocasión abarca un amplio abanico de títulos y géneros. Como siempre pasa en estos casos, las posibilidades de elección son muchas y ésta es sólo una más, pero el objetivo, con unos filmes o con otros, es el mismo: más allá de conmemorar un determinado día especial, resaltar las virtudes de una cinematografía cada vez más arrinconada por el gigante norteamericano y por las dificultades económicas y de mercado.

De hecho, la idea del Gobierno Vasco y de Media Antena Euskal Herria, impulsores de este evento, pasa por, en colaboración con los exhibidores públicos y privados, mantener la presencia del cine europeo en las salas vascas de forma regular a lo largo del año, aunque las fórmulas están por concretar.

Pero eso ya se verá cómo y cuándo se pone en marcha. Lo más inmediato es la celebración de esta Semana del Cine Europeo, que aunque tendrá lugar entre los días 10 y 15 vivirá su acto inaugural el próximo sábado 8 en el Principal.

Será en una gala protagonizada por el estreno en el Estado, tras su reciente paso por la Berlinale, de la versión completa y restaurada de una obra mítica para el séptimo arte como lo es Metrópolis. Además, el clásico firmado por Fritz Lang se podrá ver a la vieja usanza, es decir, con la música del filme interpretada en directo de la mano de la Bilbao Philarmonia Orkestra.

Al acto, que comenzará a las 19.00 horas, asistirán diferentes autoridades así como el presidente de la Academia de Cine estatal, el realizador vasco Alex de la Iglesia, aunque también habrá espacio para el público en general. En este caso, los interesados deberán retirar una invitación a partir del próximo martes 4 en las taquillas del Principal (dentro de su horario habitual).

La nueva -aunque en realidad antigua y original- versión de Metrópolis ha sido reconstruida en una ardua tarea que duró año y medio a partir de la copia hallada en el Museo del Cine de Buenos Aires (Argentina) en 2008, y dura 25 minutos más que la edición de esta parábola futurista sobre la represión obrera conocida hasta ahora, una pieza declarada como patrimonio documental por la UNESCO.

La proyección de este clásico de 1927 que todavía hoy sigue dejando huella en muchos profesionales del séptimo arte será el punto de partida para un certamen que pretende ser reflejo "de la diversidad europea", según explicó ayer Mikel Toral, director de Promoción Cultural del Gobierno Vasco, en la presentación de la Semana, acto en el que también estuvieron presentes la responsable de Media Antena Euskal Herria, Verónica Sánchez, y la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Gasteiz, Maite Berrocal.

Situación difícil Los tres coincidieron en señalar algo que las cifras dicen cada vez que se hace un balance sobre la producción y exhibición de películas con origen europeo en el propio continente: se estrenan pocos filmes, los cuales aguantan menos de los normal en las salas y cuentan con un público más bien reducido, y ello a pesar de premios, reconocimientos, crítica y demás apoyos.

Este evento ahora organizado es un claro ejemplo. La mayor parte de los títulos seleccionados (sobre todo los más recientes) son casi unos desconocidos entre el gran público por mucho que lleven firmas de directores de prestigio, cuenten con argumentos de calidad... La producción norteamericana ocupa cada vez más espacio a lo que hay que añadir los problemas con la piratería y las descargas, por no hablar de unos últimos años dominados por la crisis económica.

De ahí los esfuerzos que desde las administraciones, a distintos niveles de actuación, se están realizando, sistemas que, como el reciente caso de España y sus ayudas cuestionadas en Europa, no siempre satisfacen a todos. Pero más allá de polémicas de éste o de otro tipo, el cine nació en Europa y la gran pantalla ha sido tanto testigo como relator de su historia, sus ciudadanos, sus miserias y sus alegrías.