Madrid. España constituye "uno de los peores mercados" del continente europeo para la industria discográfica. Según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI, en sus siglas inglesas) las ventas de música decayeron en España el 43% desde 2005, casi el doble que en Europa. Esta cifra figura en la nueva edición de su anuario Recording Industry in Numbers 2010 (La industria discográfica en cifras), que se dio a conocer ayer en Londres.

Las cifras que maneja esta Federación revelan que el volumen de negocio del sector en España alcanza hoy el 38% del valor que tenía en 2001. En la actualidad, basta con despachar una media de 7.000 ejemplares semanales de un disco, ya sean físicos o a través de los nuevos canales digitales, para alcanzar el número 1 en ventas; en 2004 aún hacía falta vender unas 26.000 unidades para merecer ese honor.

Las consecuencias de esta situación resultan devastadoras para todo el engranaje musical del país, pero sobre todo para los talentos emergentes. Si a principios del siglo XXI las principales compañías contrataban unos diez nuevos grupos al año, ahora han de conformarse con tres o cuatro fichajes anuales. Como consecuencia directa, la cuota de música española ha descendido drásticamente en 2009.

Ocho de cada diez integrantes de las listas de éxitos eran españoles o latinoamericanos en torno al año 2002, pero en estos momentos esa proporción ha caído a cinco de cada diez.