EL presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), el alavés Modesto Lomba sigue apostando por las formas geométricas. El cuello chimenea marca toda la colección, en la que el universo Debota & Lomba se define, una vez más, con líneas arquitectónicas confeccinadas a base de pliegues cosidos por un único punto.

El gris y el negro sirven de base a colores saturados, como el amarillo frío, magenta intenso, verde y azul cobalto, que el diseñador utiliza especialmente en vaporosos vestidos de enormes cuellos que sólo dejan ver los ojos. Lomba hace del pliegue su mejor aliado, e introduce amplios chaquetones de zorro gris de Saga Royal en los que juega con distintos largos de manga, siempre combinados con altísimos tacones de plataforma.

Pero nadie mejor que el siempre sugerente Andrés Sardá para animar una fría mañana de invierno en la que, tras una romántica Alma Aguilar, la firma catalana volvió a impactar con sus sofisticados conjuntos lenceros. Nuria, la hija del diseñador catalán, comenzó su cita con Cibeles en un universo imaginario, en el que lo que menos llama la atención es el interior y lo más visual son los complementos, ya sean enormes sombreros de copa, orejas de conejo, tocados, ligueros, guantes o el altísimo calzado.

Los corpiños dan cierto aire retro a Wonderland, la colección de Sarda para la próxima temporada, adornados con vistosos corazones de metal abrochados a la espalda y coronas de princesa, en una paleta de colores que va del visón al morado o marino.

Alma Aguilar, primera en la pasarela, impresionó al todavía dormido público presente en la penúltima jornada de Cibeles Madrid con una monumental cornamenta de ciervo en forma de tocado, llevada con gracia y aplomo por la conocida top model Marina Pérez. Por su parte, un David Delfín intenso ha presentado su colección "más obsesiva". Relacionada con el deseo y la tentación, su apuesta busca la psicología más profunda de fuertes colores: negro, blanco, gris, fucsia y amarillo mostaza.

"¡Viva el volante!", debió pensar Javier Larraínzar al gestar su colección, en la que los grandes complementos tienen un elevado protagonismo. Faldas cortas y pantalones de talle alto en seda y crepés de lana para un estilo urbano monopolizado por el rosa palo y el marrón.

Frente a la densidad de Larraínzar, Sita Murt busca la comodidad y la belleza a través de prendas inspiradas en el espíritu inconformista y libre de la escritora Virginia Wolf. Marca la cintura, aplica geometría a las prendas y dimensiona los hombros con colores rescatados del armario masculino de principios del siglo XX (gris, negro y azul) y añade un poco de curry para dar luz.

Totón Comella, alma de TCN, se ha propuesto resaltar la delicadeza en detrimento de la ostentación, "romper el lujo" combinando mates y brillos, puntillas y telas más rudas. Su colección, informal y hecha para una mujer que "tiene que coger la mochila y salir corriendo" en su día a día, cerró la quinta jornada de Cibeles al ritmo de música pinchada por el piloto de Fórmula 1 Jaime Alguersuari.