Vitoria. La plaza tiene plazo. El ágora interior del museo Artium, ese punto de paso hasta la fecha... sin pasos, prácticamente sólo un techo para los aparcamientos subterráneos, toma ejemplo de los mejores automóviles del parking y tratará de ponerse en breve de cero a cien. La productora artística Consonni estudia desde la pasada primavera la realidad más inmediata, el entorno social de este espacio, diseñando el sustrato que alimentará el proyecto creativo.

La plaza se reemplaza. Pero no se tratará de cambios físicos, sino de propuestas de diferentes artistas, aún por concretar, que irán alimentando su cuadrado de manera efímera. O no. Porque todo está pendiente aún de la primera fase, la que acomete un equipo dirigido por la arquitecta Tania Magro. En dos partes. Por un lado, el análisis urbano, desde la observación de las dinámicas ciudadanas hasta el buceo en la historia del escenario, que antes fue feria de ganado, que antes fue estación de autobuses. Por otro, la participación de los ciudadanos, que podrán añadir sus opiniones a ese sustrato inicial.

La plaza se desplaza. Si los mahomas vitorianos no van hacia ella, ella va hacia los mahomas. Hacia todos. Consonni ha empezado a entrevistar a trabajadores del museo, a miembros asociados. De dentro hacia fuera, alcanzando el radio de quinientos metros que barrerá su observación. Del 22 al 25 de este mes, se realizarán talleres con diferentes colectivos de la zona. Expertos en urbanismo y arquitectura que han participado en proyectos similares al que esboza el centro protagonizarán unas jornadas técnicas los días 19 y 20 de marzo. Y, justo al día siguiente...

La plaza emplaza. No habrá una inauguración, un pistoletazo de salida ortodoxo. "El 21 de marzo, ese momento de relación con la ciudad ya es una puesta de largo piloto", explica María Mur, coordinadora de un proyecto bautizado como Plaza, salón urbano. Porque esta iniciativa, a través de sucesivas actividades públicas, tratará de "salonizar la plaza". Convertirla, a través del relevo de artistas, en un lugar "doméstico, íntimo, personal, compartido...", añade Mur.

La plaza aplaza. No pone fecha a su nueva condición, porque es en sí mismo una corriente que ya ha comenzado a fluir con el análisis del distrito del Anglo, con la inminente puesta en común de sus intenciones con asociaciones y comerciantes, que no serán vinculantes pero que servirán, una vez recolectadas, como material de trabajo. Es decir, si todos los agentes consultados quieren un gran jardín, no tiene por qué hacerse en jardín. "No nos van a pedir cosas, sino a enseñarnos lo que piensan, y el reto es ver cómo se combina todo esto; a lo mejor la mejor manera es combinar todos los usos... pero se trata, no sólo de dinamizar la plaza, sino también de analizar a la institución museo", argumenta Mur.

La plaza quiere ser plaza. Y por ello Artium ha puesto en manos de Consonni la definitiva remodelación ¿física?, ¿conceptual?, ¿vital? -queda por concretar- de ese territorio que languidece como un páramo -salvo algunas actividades infantiles en verano- en busca de un destino. En busca de pasos que creen poso. Desde proyectos televisivos hasta subastas, desde visitas a parques de atracciones en desuso hasta una marcha zombie que hasta hace unos días expuso el propio museo, bajo la firma de Iratxe Jaio y Klaas Van Gorkum.

La plaza. Ágora o nunca. "Es una sala descubierta totalmente desaprovechada", opina la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle. "Buscamos el mimetismo del museo con la ciudad; hacer ciudad, hacer territorio, hacer país", apunta el director del museo, Daniel Castillejo, "pero más que hacer un nuevo monumento nos interesa hacer este trabajo de campo". El eje escultórico Chillida-Oteiza-Serra se asomará en breve a nuevos compañeros de viaje. ¿Compañeros efímeros o eternos?¿Plásticos, audiovisuales o performánticos? Todo está todavía por ver. Trabajos realizados por Jeanne van Heeswijk en diferentes ciudades de Holanda o Estados Unidos, o por el colectivo What if... en Londres y Liverpool podrían ser un ejemplo conceptual para el equipo de la productora bilbaína, que ya forma parte del entorno de la plaza. Hasta les saludan por la calle.