Madrid. Con un presupuesto de 55 millones de euros, Planet 51 no sólo es la película más cara en la historia del cine español, sino que esta cinta de animación, según la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, representa la fortaleza de un sector que en "España cuenta con muchos talentos". Joe Stillman, quien optó a un Oscar por su trabajo en Shrek, es el guionista de Planet 51, una cinta dirigida por el español Jorge Blanco y coproducida por los Estudios Ilion, HandMade Films y Antena 3 Films.
Siete años de trabajo y más de trescientos profesionales han sido necesarios para que Planet 51 llegase a las pantallas de cine, que ahora se preparan para acoger esta divertida historia ambientada en los años 50 de un país extraterrestre. El twist está de moda en Planet 51, donde las familias disfrutan de sus barbacoas y acuden al cine para ver películas de invasores espaciales. El joven Lem pasa el tiempo con sus amigos Skiff y Eckle, dos chiflados obsesionados con los extraterrestres.
La tranquila vida de Lem se verá sacudida por el aterrizaje, en su propio jardín, de una nave llegada del espacio exterior y decorada con la bandera de Estados Unidos. En su interior viaja el astronauta Chuck Baker, que necesitará la ayuda de Lem para regresar a la Tierra.
El director Jorge Blanco, que antes de pasarse al cine de animación triunfó en la industria del videojuego con la saga Commandos, señaló a Efe que la realización de Planet 51 ha requerido "una barbaridad de trabajo". "Partíamos de cero en todos los niveles y hemos tenido que ponernos al día", señala. "Nosotros veníamos del mundo del videojuego, en los Estudios Pyro, y la parte de animación y desarrollo visual la teníamos controlada", explica Blanco, que ha encontrado más dificultades en "la dirección artística".
Mientras que el desarrollo de un juego como Commandos no superó el año y medio, Planet 51 ha necesitado siete años hasta llegar a la gran pantalla. "No tiene nada que ver el volúmen de trabajo; en la animación es algo salvaje", asevera Blanco. A pesar de todo, el realizador confesó que el proceso "no se hizo demasiado largo". "Planteamos la película a un plazo de cinco años y, aunque en alguna etapa nos desesperamos, no nos pusimos nerviosos", confirma.
Blanco se declara "sorprendido" de que una película de animación se haya convertido en la más cara de la cinematografía española, pero relativiza con las cifras que se manejan "en otras producciones internacioales". "En Estados Unidos, por ejemplo, una película de noventa es barata", afirma.