Siempre me han gustado los debates electorales. De hecho, recuerdo con cierta nostalgia los tiempos en los que los seguía por simple diversión y no tenían ese componente profesional que ahora, inevitablemente, revisten.

Sí, cada uno tiene sus aficiones y una de las mías, desde bien joven, ha sido todo lo relacionado con la política; aunque no la única, afortunadamente.

El tema es que por una cosa o por otra, esta campaña también estoy siguiendo los debates. Y el martes por la noche, en el que organizó ETB2 para las elecciones forales de Araba, hubo un cara a cara realmente significativo entre el diputado general y candidato a la reelección por el PNV, Ramiro González, y la candidata de EH Bildu, Eva Lopez de Arroyabe.

Discutían la fiscalidad del territorio y en un momento dado la representante de Bildu pronunció las siguientes palabras: “Menos mal que en Araba no tenemos ni bancos ni energéticas, porque no pagarían impuestos”.

Tras recordarle que eso no era cierto, el diputado general argumentó que “ojalá” en Araba hubiera bancos y energéticas.

El debate resultó útil y sirvió a los fines para los que fue ideado el formato: dar la posibilidad a los votantes de comparar propuestas y contrastar modelos.

Y es que esa diferencia entre el “menos mal” y el “ojalá” dice mucho de lo que cada uno propone. Pocas veces una palabra define tan bien una forma de hacer política.

Estoy convencido de que detrás de ese “menos mal” no hay mala fe, pero para dirigir un territorio no basta con buenas intenciones. Araba necesita líderes que entiendan que para crear riqueza y generar empleo, hacen falta empresas. Y los ciudadanos saben que para que eso suceda, es necesario tener dirigentes capaces de generar confianza y atraer inversiones.

En este sentido, el debate disipó todas las dudas, los alaveses hemos conocido qué propone cada uno; menos mal que ahora lo sabemos y ojalá no se nos olvide.

Recuerdo con cierta nostalgia los tiempos en los que seguía por simple diversión los debates electorales y no tenían ese componente profesional que ahora, inevitablemente, revisten