Ante el alarmante ascenso de los precios y el desbocado coste de vida, en repetidas ocasiones los socios tan minoritarios como incómodos de Pedro Sánchez le han presionado para que el Gobierno tope los precios de artículos de primera necesidad como pueden ser los referidos a alimentación o vivienda. Entiéndase por topar una intervención directa del Estado en el precio de esos bienes necesarios, actuación repetidamente descartada por el Gobierno con el argumento de que no es posible hacerlo legalmente puesto que el Estado español se rige por la denominada economía de mercado, según la cual la asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios depende exclusivamente del juego entre la oferta y la demanda. O sea, que no nos engañemos, que aquí lo que funciona es el capitalismo. Y el capitalismo tiene sus reglas a las que el Gobierno de Pedro Sánchez está sometido, y la principal es la de no intervenir en la economía de mercado.
A Emmanuel Macron no le faltan dolores de cabeza, con el país soliviantado por el adelanto de la jubilación y con la multitud de manifestantes protestando por el escandaloso aumento de la cesta de la compra. Francia no es menos capitalista que España, pero su ministro de Economía, Bruno Le Maire, ha entrado a saco con la intocable intervención gubernamental y ha forzado a las grandes distribuidoras a un acuerdo que contempla: primero, la elaboración de un listado de productos básicos al precio más bajo posible; segundo, la publicación trimestral de los márgenes de beneficio que vayan a obtener los agricultores, los productores y los distribuidores. O sea, que se vea y se sepa quiénes y cuánto se están forrando con el cuento del encarecimiento energético, o la guerra de Ucrania, o el calentamiento global.
Francia, por supuesto, no se quiere contaminar con derivas socializantes, qué va, Francia va a respetar la libertad del comercio pero como lo de la bajada del IVA en España ha sido un cachondeo inútil, va a llevar un control absoluto de quiénes son los que se forran en la cadena y lo va a hacer público para que el personal sepa a qué atenerse y que corra el aire. El Gobierno de Macron, además, ha demostrado que se puede llegar a un pacto con los gigantes, algunos de ellos intocables al sur de los Pirineos.
Después del zapatazo del ministro francés para desenmascarar a los que se están forrando, su homólogo español, Luis Planas, como suele decirse así, en abstracto, “ha valorado positivamente” la iniciativa del Ejecutivo galo, pero se ha limitado a ponderar que se llegue a un acuerdo para diseñar una cesta de la compra con productos de alimentación al precio más bajo posible.
Una buena medida contra la inflación y un apoyo a los más vulnerables, dice admirado el ministro español. Pero ni una palabra de desenmascarar a los que aprovechándose de la coyuntura y sorteando con toda la cara las tímidas medidas tomadas por el Gobierno Sánchez, se han forrado, se forran y se forrarán a cuenta de los sufridos consumidores que suman la totalidad del censo.
A esos macros, a los gigantes, ni tocarlos.