Esta semana se han hecho virales las palabras de la actriz Kate Winslet dirigidas a una periodista adolescente que le confesaba que estaba muy nerviosa porque aquella era su primera entrevista. La entrevista formaba parte de un programa alemán que anima a niños y niñas a ser reporteros. Kate se acerca a la chica, la tranquiliza, y le dice: “¿Sabes qué? Va a ser la entrevista más increíble de la historia, ¿y sabes por qué? Porque hemos decidido que lo va a ser”.

¿Cuánto de lo que nos pasa podemos decidir? ¿Quizá más de lo que pensamos? Es difícil saberlo, pero es indudable que creer en que decidir lo que te va a ocurrir pueda ser posible, puede tener un poder transformador increíble.

No es posible programar todo lo que nos pasa, hay demasiados factores y condicionantes más allá de nuestra decisión o nuestro deseo que entran en juego, pero, a veces olvidamos que sí hay algo que podemos decidir, y es la actitud con la que nos enfrentamos a lo que nos pasa. Así, tener la sensación de que puedes decidir que algo te va a salir bien es un inmejorable punto de partida para dar lo mejor que llevas dentro.

Porque decidirlo, al fin y al cabo, te lleva a acordarte de quién eres en realidad. Porque, en el fondo, tu mejor versión se esconde bajo todas esas capas inmovilizadoras y paralizantes del temor a hacer algo mal, a no dar la talla, a no caer bien, a no encontrar las palabras, a equivocarte…

Así podemos entender cómo es posible que a veces mostremos nuestra mejor versión ante personas que no nos importan mucho, porque nos relajamos, y podemos ser hasta divertidas y brillantes. Y, sin embargo, cuando alguien nos gusta, querer medir todo lo que decimos y hacemos para agradar, nos lleve a parecer un pan sin sal.

Dar lo mejor empieza por acordarse de la persona que a veces escondemos tan adentro. Acuérdate de quién eres y decide que las cosas van a salir bien. No hay garantía de que vaya a ser así, pero no es un mal punto de partida. Luego, ya se verá.