a invasión rusa de Ucrania ha puesto al descubierto las vergüenzas energéticas de la Unión Europea. La UE depende en un 45% del suministro del gas que proviene de Rusia y, en el caso de Alemania, en un 60%. Así las cosas, resulta ridículo plantar cara a Putin cuando tus debilidades en materia de energía son tan evidentes. No ha quedado, por tanto, más remedio que articular a toda prisa un plan de acción conjunta europea por una energía más segura, asequible y sostenible. El objetivo no es otro que Europa sea independiente de los combustibles fósiles rusos mucho antes de 2030. El plan incluye también una serie de medidas para responder al aumento de los precios de la energía en la UE y reconstituir las reservas de gas de cara al próximo invierno. REPowerEU tratará de diversificar el suministro de gas, acelerar el empleo de gases renovables y sustituir el gas en la calefacción y la generación de electricidad. Esto puede reducir la demanda de gas ruso de la UE en dos tercios antes de finales de año.

La nueva realidad geopolítica y del mercado de la energía nos exige acelerar rápidamente la transición hacia una energía limpia y aumentar la independencia energética de Europa frente a proveedores poco fiables y unos combustibles fósiles volátiles. Tras la invasión de Ucrania, la necesidad de una rápida transición hacia una energía limpia es más acuciante y evidente que nunca. La UE importa el 90% del gas que consume, y Rusia aporta más del 45% de dichas importaciones, en grado variable según los Estados. El 25% de las importaciones de petróleo y el 45% de las de carbón también proceden de Rusia. Cierto es que el arsenal de medidas sobre precios de la energía de la Comisión, de octubre, ha ayudado a los Estados miembros a paliar el impacto de los elevados precios en los consumidores vulnerables. Las normas de la UE sobre ayudas estatales también ofrecen a los Estados miembros opciones para prestar apoyo a corto plazo a las empresas afectadas por los altos precios de la energía y contribuyen a reducir su exposición a la volatilidad de los precios energéticos a medio y largo plazo.

La Comisión tiene previsto presentar a más tardar en abril una propuesta legislativa que obligue a garantizar que el almacenamiento subterráneo de gas alcance un mínimo del 90 % de su capacidad para el 1 de octubre de cada año. La propuesta implicaría el seguimiento y la aplicación de los niveles de abastecimiento y la celebración de acuerdos de solidaridad entre los Estados miembros. También prosigue su investigación sobre el mercado del gas en respuesta a la preocupación por posibles limitaciones de la competencia por parte de los operadores, sobre todo, el ruso Gazprom. Para hacer frente a la escalada de los precios de la energía, estudiará todas las opciones posibles de medidas de emergencia con el fin de limitar el efecto de contagio de los precios del gas en los precios de la electricidad, tales como límites temporales de precios. Resultará de vital importancia la opinión de los Estados miembros sobre las necesidades y el alcance de un nuevo marco temporal relativo a las ayudas estatales en caso de crisis para concederlas a las empresas afectadas por la crisis, especialmente a las que soportan elevados costes energéticos.

El objetivo principal del plan REPowerEU, consiste en aumentar la resiliencia del sistema energético a escala de la UE sobre dos pilares: diversificar el suministro de gas mediante mayores importaciones de GNL y gasoductos no procedentes de proveedores rusos, y aumentar el volumen de producción e importación de biometano e hidrógeno renovable; y, en segundo lugar, reducir más rápidamente el uso de combustibles fósiles en nuestros hogares, edificios, industrias y sistema energético, impulsando la eficiencia energética , aumentando las energías renovables y la electrificación, y resolviendo los cuellos de botella de las infraestructuras. La plena aplicación de las propuestas de la Comisión "Objetivo 55" ya reduciría nuestro consumo anual de combustibles fósiles en un 30%, lo que equivale a 100.000 millones de metros cúbicos, de aquí a 2030. Gracias a las medidas del plan se eliminan al menos 155.000 millones de metros cúbicos de uso de gases fósiles, lo que equivale al volumen importado de Rusia en 2021. Casi dos tercios de esta reducción pueden lograrse en el plazo de un año, con lo que se tendría fin a la excesiva dependencia de la UE de un único proveedor.