l índice de igualdad de género en Europa apenas avanza. En el último informe presentado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género, el conjunto de la UE obtiene 68 puntos sobre 100 totales en el Índice. Se trata de un aumento microscópico de solo 0,6 puntos desde la edición del año pasado. La culpable es gran medida la pandemia de covid. Las consecuencias económicas de la epidemia son más duraderas para las mujeres, mientras que la esperanza de vida para los hombres ha disminuido. Suecia y Dinamarca son los países mejor posicionados en el Índice de este año, seguidos por Holanda, que pasó a Finlandia y Francia para colocarse en el tercer lugar. Luxemburgo, Lituania y los Países Bajos son los que más han mejorado desde el año pasado. Eslovenia, el único que retrocedió. Existen grandes variaciones en las puntuaciones de igualdad de género entre países. Oscilan desde los 83,9 puntos en Suecia a los 52,6 puntos en Grecia. España ocupa el sexto lugar en el ranking con un total de 73,7 puntos, lo que supone un incremento de 1,7 puntos con respecto a 2018 y 5,7 puntos por encima de la media europea, de 68 puntos.
El Índice de este año se centra en los vínculos entre la salud y la igualdad de género, un área que la pandemia de coronavirus ha dejado al descubierto más que nunca. Por ejemplo, las mujeres están sobrerrepresentadas en el sector de la salud y, por lo tanto, se enfrentan a un mayor riesgo de contraer el virus. Los trabajadores de la salud también fueron sometidos a una angustia mental aguda durante la pandemia debido al exceso de trabajo y al ver a los pacientes sufrir y morir. Los hombres con covid tenían un mayor riesgo de hospitalización que las mujeres. Esto está relacionado con sus comportamientos de salud y afecciones preexistentes, como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, que son más comunes entre los hombres. Las tasas de natalidad cayeron, especialmente en los países más afectados por la pandemia. La angustia psicológica, la incertidumbre económica y el aumento del trabajo de cuidado no remunerado de las mujeres, llevaron a las parejas a retrasar el tener hijos, o a no tenerlos en absoluto. Esto también se produjo en un momento en que era más difícil acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva.
El informe de este año también se refiere a los trastornos de salud mental y a las profundas consecuencias que tienen en la capacidad de una persona para aprender y trabajar, así como en la vida familiar y social. Por ello, las consecuencias son para la sociedad en su conjunto. Las enfermedades mentales no tratadas constituyen también un importante factor económico, con un coste enorme para la sociedad a través de la reducción de la productividad. De especial preocupación es la morbilidad y la mortalidad entre los jóvenes por enfermedades mentales. Hay amplia evidencia de la conexión entre nivel socioeconómico bajo y el deterioro de la salud física y mental. Las políticas sociales destinadas a reducir las desigualdades de género a través de la cobertura universal de salud proporcionan claras mejoras en la vida laboral. Prevenir todo tipo de violencia contra la mujer es el medio más efectivo para reducir enfermedades mentales y físicas entre ellas.
España sube nota en materia de igualdad de género, una posición hasta alcanzar la sexta plaza (73,7 puntos). Si se mide por ámbitos, nuestro país destaca en salud, conocimiento y, especialmente, en poder. En este último indicador ha logrado aumentar 7,5 puntos y llegar al 76,9, lo que supone 21,9 puntos más que la media europea (55). La puntuación en Salud se explica por la esperanza de vida al nacer, los años de vida saludable y la práctica deportiva y hábitos alimenticios saludables. Mientras, el avance en poder se debe fundamentalmente al aumento del número de mujeres en los consejos de administración de empresas cotizadas o como miembros de los bancos centrales. También en los organismos públicos de investigación, en corporaciones de radiodifusión pública y en organismos olímpicos nacionales. La otra cara de la moneda son los ámbitos referentes a dinero y tiempo. El primero abarca los recursos financieros y la situación económica y obtiene la peor nota situándose en el puesto 16. En el segundo, relativo al desempeño de actividades de cuidado y al tiempo dedicado a actividades sociales, España ocupa el lugar 14. Mucho que mejorar en el conjunto de la Unión Europea.