oy, Día Escolar de la No Violencia y la Paz, se homenajea al líder pacifista Ghandi, que murió hace exactamente 73 años. Qué paradójico que, declarado en su honor el 30 de enero como Día de la Paz, fuera otro 30 de enero (el de 1972) cuando ocurrió el Bloody Sunday en Irlanda. Recordemos que aquel Domingo Sangriento, soldados del ejército británico dispararon y mataron a 14 manifestantes durante una marcha pacífica. A violencias como aquella (que siguen de actualidad), se les han unido nuevas violencias de este siglo XXI, como por ejemplo la que infringimos al planeta (cuya situación de emergencia climática, ecológica y social es hoy denunciada por la Iniciativa 30E Tiempo de cambios/ U30 Aldaketaldia). La erradicación de unas y otras ha de partir de un trabajo de educación a nuestros hijos e hijas en la cultura de la paz. Ese trabajo comienza por abordar la violencia en el aula. Cada cuatro días comienza un caso nuevo de acoso escolar en algún centro educativo de Euskadi. Ese acoso se traduce en agresiones verbales (en uno de cada tres casos) y físicas. Según una encuesta a estudiantes de ESO y Bachillerato, 1 de 6 admite haber sido víctima de acoso en algún momento de su vida escolar. Los acosos que antes se daban en el patio del colegio ahora se dan en Instagram o whatsapp. Ante este panorama, la campaña navarra #No_Es_Cosa_De_Críos atina en la reivindicación de que nos tomemos en serio este tipo de violencias. Materiales de educación contra el bullying no faltan (genial la novela Invisible de Eloy Moreno, o el cómic Subnormal sobre la historia del exbaloncestista Iñaki Zubizarreta). Porque defender la paz no solo es manifestarse en la calle en contra de la guerra en Siria. También es impedir que hoy, en pleno siglo XXI, si eres chico y te gusta un chico, en el colegio alguien te llame marica. Tengamos la clase en paz.