Como usuarios muchas veces pensamos que las baterías de nuestros smartphones han quedado estancadas en comparación con la evolución tecnológica que han desarrollado otros dispositivos y tecnologías. Sin embargo, lo cierto es que es una tecnología que no ha parado de evolucionar.
Hay que tener en cuenta que los dispositivos móviles cada vez realizan más funciones, más complejas o con mayor definición en el caso de vídeos y fotos y de una manera más rápida, soportando unas importantes exigencias a nuestras baterías para llevarlas a cabo.
Del mismo modo que nos equivocamos a la hora de pensar que no han experimentado considerables mejoras también se mantienen en el ideario colectivo una serie de mitos y leyendas acerca de la mejor forma de utilizarla y dilatar su vida útil.
Algunas de estas estrategias eran válidas hace años, y ya han sido superadas, pero otras nunca han tenido una base realmente sólida.
Entre unas y otras, hemos recogido gracias a un video publicado en xatakamovil.com algunos mitos al respecto que debemos desterrar definitivamente y también unos pocos que sí se apoyan en argumentos tangibles, y que, por tanto, no son mitos.
1. Cuando estrenes móvil, descárgalo a tope: FALSO
Se trata de una idea que procede de la época en la que las baterías adolecían del problema que conocemos como «efecto memoria» que sufrían las antiguas baterías de níquel cadmio (NiCd) y en menor medida, en las de níquel e hidruro metálico (NiMH), que se veían afectadas cuando cargábamos una batería que no se había descargado al 100%.
Lo que sí aseguran muchos expertos es que las baterías trabajan mejor cuando tienen un nivel de carga que oscila entre el 40 y el 80% de su capacidad total, por lo que debemos intentar mantenerlas en estos niveles siempre que sea posible para no someterlas a un estrés innecesario.
De vez en cuando sí nos interesa realizar una descarga total, seguida de una carga al 100%, así, la batería se calibra para preservar su capacidad de carga máxima. Pero es más que suficiente hacerlo una vez al mes.
2. No uses el móvil mientras lo cargas: FALSO
No existe ninguna base técnica que justifique esta afirmación. La carga de la batería de nuestro 'smartphone' se lleva a cabo exactamente de la misma forma independientemente de si el móvil está encendido y lo estamos usando, o está apagado.
Lo que sí debemos tener en cuenta es que, si está encendido durante este proceso, estará consumiendo una parte de la carga de la batería, por lo que tardará más tiempo en completar la carga.
3. La primera carga debe ser completa: FALSO
Este es uno de los mitos más extendidos y casi todo el mundo lo sigue teniendo en cuenta cuando estrena un nuevo teléfono móvil. Lo sacamos de la caja y lo ponemos a cargar. No es necesario. Muchos expertos aseguran que las baterías trabajan mejor con un nivel de carga que oscila entre el 40 y el 80% de su capacidad total, así que cuanto más tiempo esté la carga dentro de este rango, mayor será la vida útil de la batería.
Los fabricantes suelen entregar los móviles con un nivel de carga que oscila entre el 50 y el 60%, por lo que podemos utilizarlo y ponerlo a cargar cuando lleguemos al 40% y no es necesario cargarlo al 100%.
4. No dejes el móvil enchufado si ya está cargado: CIERTO
Las temperaturas extremas, o muy altas o muy bajas, provocan una degradación más rápida de las baterías. Buena parte de los cargadores en el mercado son capaces de determinar el momento en el que la batería alcanza el 100% del nivel de carga y detener el proceso. Sin embargo, esto no evita que habitualmente la batería se mantiene a una temperatura mayor cuando tenemos el móvil enchufado, por lo que es preferible desconectarlo una vez cargado.
5. No lo cargues si la batería no se ha agotado: FALSO
Volvemos a tener en cuenta una cuestión: las baterías trabajan con menos estrés cuando su nivel de carga se sitúa entre el 40 y el 80%. Por esta razón, cuando nos acercamos al 40% podemos ponerlo a cargar, incluso es recomendable hacerlo así y no va a generar ningún problema. Es suficiente descargarlo del todo una vez al mes para calibrar la batería y preservar su capacidad de carga máxima.
6. El 'efecto memoria' ya no es un problema: CIERTO
La idea que insta a realizar siempre cargas y descargas completas para que la capacidad de la batería se mantenga intacta procede de la época en la que eran mayoritarias las unidades de níquel cadmio (NiCd) y níquel-metal hidruro (NiMH). Estas batería eran especialmente sensibles al 'efecto memoria', causado por la aparición de unos diminutos cristales en el interior de la batería que se originan al realizar cargas y descargas incompletas, o cuando la batería alcanzaba temperaturas elevadas.
Afortunadamente, las baterías de ión-litio (Li-Ión), que son las utilizadas mayoritariamente en nuestros móviles, son inmunes al «efecto memoria». Y las baterías de polímeros de litio (LiPo), que cada vez se utilizan con más frecuencia, tampoco se ven afectadas.
Eso sí, es importante que tengamos muy presente que estas últimas no deben descargarse por debajo de los 3 voltios por celda. Si superamos este umbral podrían resultar dañadas.
7. Es mejor la carga normal que la rápida: CIERTO
Cada vez más teléfonos móviles nos ofrecen la posibilidad de cargar su batería de forma acelerada, y, por tanto, en menos tiempo que cuando recurrimos al proceso de carga convencional. Sin embargo, hay algo que debemos tener en cuenta: la vida útil de las baterías es más larga cuando se cargan utilizando un voltaje reducido.
Para acortar el tiempo que dura este proceso se incrementa el voltaje, lo que, a la larga, puede acabar acortando la vida útil de la batería. Esto no significa que no debamos usar nunca la carga rápida, pero lo recomendable es recurrir a ella únicamente cuando realmente sea necesaria, y no de forma habitual.
8. La carga inalámbrica es inofensiva: FALSO
Depende del punto de vista. Para nuestra salud sí lo es, mientras no se demuestre científicamente lo contrario, pero para la batería de nuestro móvil a medio y largo plazo puede ser perjudicial, lo que podría acortar su vida útil.
Esto se debe a que el proceso de carga inalámbrica, tanto mediante inducción magnética como por resonancia, genera un calor residual que puede incrementar la temperatura de la batería por encima del calentamiento típico derivado de la carga convencional.
Como ya se ha mencionado, un calentamiento constante y excesivo puede provocar que la batería se degrade con más rapidez.
No obstante, al igual que cuando hablábamos de la carga rápida, esto no significa que no debamos utilizar nunca la carga inalámbrica. La clave es no abusar y recurrir a ella cuando realmente la necesitemos.