Siempre hemos escuchado que los amigos son la familia que uno elige, esos compañeros de este viaje que es la vida. Unos llegaron muy pronto, en nuestra niñez, y permanecen a nuestro lado de forma incondicional; otros se han ido alejando con los años dejando paso en la edad adulta a nuevas amistades.

Si echamos un vistazo al diccionario de la RAE, veremos cómo este define la amistad como un “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. 

Pues bien, pese a que el concepto de amistad es personal y, por lo tanto, subjetivo, hay algunas teorías que vienen a poder en duda que la amistad sea realmente algo tan puro y desinteresado como creemos. Algunas de ellas plantean que tal vez solo elegimos a los amigos porque refuerzan nuestra autoestima, mejoran nuestra posición social o porque comparten nuestros genes.

Este es el caso de un estudio llevado a cabo por las psicólogas Carolyn Weisz y Lisa F. Wood, de la Universidad de Puget Sound, en el que destacan que el componente principal de la amistad es su capacidad para reforzar nuestra identidad

Explican que no queremos a nuestros amigos por sus cualidades, sino por cómo reconocen las nuestras y por cómo vemos reforzadas nuestra autoestima y nuestra imagen personal cuando estamos con ellos. 

Las expertas añaden que cada uno mantenemos una imagen idealizada de nosotros mismos y si nuestros amigos nos devuelven esa impresión, les consideraremos deseables, mientras que si la contradicen los percibiremos como poco deseables y romperemos nuestra relación de amistad con ellos.

Chicos y chicas se hacen un selfie en un parque. Freepik

Integración en la sociedad

Otra teoría es la de Beverly Fehr, autora de Friendship Processes (SAGE), quien subraya que el principal objetivo de la amistad es integrarnos en la sociedad. Señala que buscamos a nuestros amigos entre las personas con las que nos relacionamos. Con unas intimaremos más que con otras, de forma que si la otra persona nos corresponde con la misma confianza, será nuestro amigo y si no, solo será un mero compañero. 

Un estudio del psicólogo Jack Schaefer sostiene también que los amigos que elegimos tienen que ver con eso de que el roce hace el cariño. Así, destaca que "la amistad es cuestión de proximidad, que es la distancia entre dos personas y la exposición entre ellas a lo largo del tiempo; de frecuencia, que es el número de contactos y duración; de intensidad, que es la capacidad de satisfacer las necesidades físicas y psicológicas del otro; y de duración, ya que cuanto más tiempo pasas con una persona, más logras influir en ella.

Dos amigas se funden en un cariñoso abrazo. Freepik

Prioridades según la edad

En cuanto a lo que más valoramos de los amigos en las distintas etapas de la vida, un estudio de la Universidad de Cambridge señala que en la niñez se valora la proximidad geográfica y la posibilidad de compartir cosas, los menores de 12 años destacan la lealtad y el compromiso y los mayores de esa edad, sus gustos en común.

Los expertos coinciden además en que, mientras que las amistades que surgen en la juventud suelen ser duraderas, las nacidas en el entorno laboral tienen fecha de caducidad, ya que se construyen sobre intereses comunes y vienen condicionadas por la necesidad de no mostrar debilidades. 

Otra teoría viene a hacer bueno el dicho Dime con quién andas y te diré quién eres. El hecho de que los amigos se parezcan físicamente y a veces hasta tengan un mismo estilo tiene que ver con un fenómeno que la neurociencia llama isopraxis y que demuestra que, aunque seamos personas muy distintas, en el mismo instante de hacernos amigos comenzaremos a parecernos. 

Dos niñas y un niño posan sonrientes con el pulgar hacia arriba. Freepik

¿Y la genética? 

Científicos de la Universidad de San Diego (Estados Unidos) aseguran que a la hora de elegir a los amigos hay un factor más determinante que la afinidad de carácter o las aficiones comunes y es la genética. Los investigadores, con James Fowler al frente, encontraron dos genes que parecen explicar ciertas amistades. Por un lado, tienden a acercarse entre sí personas que comparten un gen asociado con los problemas de adicción (como el alcoholismo) y por otro, los que tienen un gen relacionado con el liderazgo y la personalidad abierta solo son amigos de quienes carecen de él. 

Pues bien, en cualquier caso, tanto si somos nosotros quienes elegimos a los amigos como si van surgiendo en nuestra ruta por casualidad, lo cierto es que el vínculo que se crea entre los amigos de verdad es tan fuerte que lo serán para siempre.