Aunque aún es pronto para obtener conclusiones definitivas, el primer encuentro de la pretemporada del Baskonia abierto al público, que terminó con victoria del San Pablo Burgos por 90-88, reflejó algunas de las novedades que pretende implementar el nuevo entrenador Paolo Galbiati respecto al equipo de la pasada temporada dirigido por Pablo Laso.

Es cierto que el contexto del amistoso disputado en el Coliseum de Burgos fue excepcional, ya que el Baskonia sólo pudo contar con siete jugadores del primer equipo y uno de ellos, Mamadi Diakite, apenas completó dos días de entrenamientos junto al resto del grupo antes de la cita.

Pese a ello, Galbiati, con la ayuda de los canteranos, utilizó una rotación amplia que apunta a mantener a lo largo de la temporada, como él mismo afirmó en su rueda de prensa de presentación, en la que adelantó que evitaría que sus jugadores disputaran más de 20 minutos por encuentro.

Condicionados por el estilo de juego vertical, intenso y de posesiones cortas que pretende implantar en Vitoria, los hombres de Galbiati van a necesitar frescura de piernas y, con ese objetivo, el técnico italiano planea recurrir a rotaciones profundas y que sus pupilos se mantengan pocos minutos seguidos sobre el parqué.

Así lo hizo al menos durante la primera parte en Burgos. Desde el primer momento llamó la atención su utilización de las sustituciones, ya que cambió su quinteto por completo y al mismo tiempo en tres ocasiones sólo en los diez primeros minutos. Forrest, Joksimovic, Diallo, Diakite y Samanic entraron como titulares y los sustituyeron a los cuatro minutos de juego Villar, Khatiashvili, Hrabar, Frisch y Diop, que dejaron paso de nuevo a los titulares superado el ecuador del parcial inicial, con la intervención también de Iñigo Royo.

Once jugadores, por lo tanto, participaron en el primer cuarto y muchos de ellos en dos rotaciones diferentes. Esta filosofía, si bien no se ha visto anteriormente en el Baskonia, sí que fue utilizada la pasada temporada en la Euroliga por el exbaskonista Tiago Splitter y su París Basketball, una de las revelaciones de la campaña.

Esto, unido al reparto equitativo de minutos en una rotación profunda –en la primera parte siete piezas disputaron entre 8 y 12 minutos–, permite que los jugadores se sometan a esfuerzos más cortos y explosivos mediante los que mantener la agresividad y la verticalidad a la hora de defender y correr la cancha a lo largo del partido.

Eso sí, será necesario que los jugadores se acostumbren a jugar durante intervalos tan cortos, que dificultan asentarse sobre el parqué y que aparezcan rachas anotadoras. De hecho, la ventaja que fue adquiriendo el Burgos con el paso de los minutos forzó a Galbiati a renunciar en la segunda parte a una propuesta tan radical y dar continuidad a las piezas más importantes disponibles, con Forrest alcanzando los 29 minutos de juego, Joksimovic los 26, Samanic los 24 y Rafa Villar los 22. Los demás sí que estuvieron por debajo de ese límite de 20 minutos del que habla Galbiati.

Verticalidad y rebote

En cuanto al estilo de juego, lo más reseñable fue el deseo del equipo de correr la cancha siempre que recuperaba el balón y lanzar en los primeros segundos de las posesiones, nada más plantarse en cancha rival y sin dejar al San Pablo Burgos reorganizarse. El equipo penetró constantemente hacia el aro y lanzó desde fuera menos que los locales (27 por 34 del Burgos). A cambio, acudió a la línea de tiros libres en 34 ocasiones, aunque sólo anotó 20, algo que resultó decisivo en el devenir del choque.

Los azulgranas también dominaron en el rebote con 46 capturas frente a las 29 del rival y cargaron bien el rebote ofensivo (17 en total) a pesar de que no lograron sacarle beneficio a esa superioridad. Son cifras que, con algo más de acierto en el tiro, deberían haber dado la victoria a un Baskonia del que se podrán obtener más conclusiones el próximo viernes ante el Valencia Basket, ya con una plantilla más reconocible.