El Baskonia, después del golpe moral de ver cómo se escapaba la victoria ante el Olympiacos, supo reponerse, reencontrarse consigo mismo y completar una de sus mejores actuaciones de la temporada frente al vigente campeón. Energía, criterio, compromiso, agresividad, juego coral y acierto individual que esta vez sí se vieron recompensados.

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En imágenes: Ambientazo en el Buesa en el Baskonia - Panathinaikos

El encuentro, en el que Laso se inclinó de nuevo por juntar a Forrest y a Baldwin en la dirección junto a Luwawu-Cabarrot, Moneke y Yurtseven, comenzó con buenas sensaciones para el Baskonia, que entró intenso en la cancha y vertical a la hora de penalizar los errores del Panathinaikos en los primeros minutos. Los dos directores de juego azulgrana, protagonizaron una gran puesta en escena, anotaron dieron fluidez al ataque y colocaron el 16-8 en el marcador tras un triple de Baldwin, el más entonado de los dos con siete puntos en los diez minutos iniciales.

Gabriel, haciendo la guerra por su cuenta bajo los tableros, intentó recortar diferencias con su ingreso a cancha, pero la superioridad azulgrana se mantuvo también con la entrada de los hombres de la segunda unidad, que se encargaron de mantener la diferencia al término del primer cuarto con el 22-13.

En la reanudación, Brown y Kalaitzakis se encargaron de elevar el nivel defensivo de los griegos, el Baskonia se atascó con Jaramaz y Howard en la cuerda exterior y los griegos tuvieron la oportunidad de correr la cancha y recortar la diferencia hasta los dos puntos. Los puntos de Luwawu-Cabarrot y el regreso a cancha de Baldwin y Forrest permitieron a los alaveses responder, pero la tercera falta de Forrest en el minuto 15, perfectamente evitable, volvió a dificultar las cosas.

De hecho, Juancho Hernangómez llegó a igualar la contienda con el 32-32, pero el golpe no bajó los ánimos azulgranas. Baldwin, Luwawu-Cabarrot y Moneke se repartieron la responsabilidad en ataque y fueron sumando de tres en tres mientras el Panathinaikos no lograba encontrar a referentes como Nunn y Sloukas. La gran aportación de Juancho y Brown no fue suficiente ante el acierto del Baskonia, que con un triple sobre la bocina de Luwawu-Cabarrot logró marcharse al descanso con inmejorables sensaciones y diez puntos, la máxima de la primera parte (48-38).

Mentalidad de hierro

Al regreso de vestuarios, Kendrick Nunn apareció por primera vez en el partido con cinco puntos para abrir la segunda parte que metieron el miedo a los alaveses, pero la estrella del Panathinaikos no logró darle continuidad. Los de Pablo Laso mantuvieron la coralidad y la energía de la primera parte, movieron el balón con inteligencia y manejaron el ritmo del partido, mostrándose verticales en las transiciones con las poderosas penetraciones de Moneke y jugando con criterio en estático bajo la batuta de un Forrest en su mejor versión.

De esta manera y con el Panathinaikos jugando a rachas y manteniéndose con vida gracias al rebote ofensivo y a los puntos de Yurtseven, la diferencia se mantuvo entre los diez y los cinco puntos hasta que, al igual que en el primer y segundo cuarto, los locales cerraron el parcial de la mejor forma gracias en este caso a un triple de Samanic para colocar el 70-57.

Se trataba de un colchón importante para afrontar los diez minutos decisivos, pero para nada definitivo teniendo en cuenta el enorme talento del rival. Osman, con siete puntos consecutivos para su equipo, lo dejó claro al facilitar que los griegos se volvieran a meter de lleno en el choque con el 73-67. Rogkavopoulos, discreto hasta entonces, apareció en ese momento para calmar los ánimos visitantes y, algo que unido a la conexión Baldwin-Hall permitió ampliar de nuevo la brecha hasta el 82-70.

El trabajo parecía hecho, pero el partido se ensució con algunas polémicas decisiones arbitrales al señalar varias faltas inexistentes que terminaron con técnica a Rogkavopoulos por protestar. Se acercó a cinco puntos el Panathinaikos con los tiros libres y volvieron los fantasmas de los finales apretados, pero esta vez el Baskonia mantuvo la concentración, Moneke quiso la victoria como el que más peleando cada balón y Luwawu-Cabarrot se encargó de tumbar definitivamente a los griegos con una canasta tras rebote, un pase mágico por la espalda a Moneke y un triple para poner la guinda. Este es el camino.

Estadística del Baskonia

Estadística del Panathinaikos