Aunque esta vaya a ser su segunda temporada en el Baskonia, aún hay mucho por conocer sobre Nikos Rogkavopoulos, un jugador cuyo carácter tranquilo se ve reflejado en la cancha cuando no le tiembla la muñeca a la hora de jugarse tiros importantes.
¿Por qué viste el número 17?
Yo quería el ocho, pero ya lo tenía Tadas, así que junté el uno y el siete, que suman ocho igualmente.
Tendrá difícil recuperarlo tras la renovación de Sedekerskis...
No hay ningún problema, ya me he acostumbrado al nuevo número. Además, Tadas es un gran compañero de equipo y un buen amigo, no me gustaría que se fuera.
¿Qué le gusta hacer cuando no está jugando a baloncesto?
Soy una persona hogareña, no soy alguien a quien le vaya la fiesta. Me gusta hablar con mis amigos, ver películas, jugar a la PlayStation... Sí que suelo salir de vez en cuando a tomar un café o comer en algún restaurante, pero en general me gusta la vida tranquila.
¿Cómo empezó a jugar a baloncesto? He leído que al principio le gustaba más el fútbol.
Sí, en Primaria al final todos los niños empiezan jugando a fútbol. A mí también me gustaba más, pero mi padre me animó a jugar a baloncesto y con ocho o nueve años me apunté a un equipo. No era nada serio, empecé entrenando uno o dos días a la semana y al final me acabó gustando y decidí darle una oportunidad. Gracias a Dios, salió bien y hoy estoy aquí.
Su padre también fue jugador...
Sí, aunque era totalmente lo contrario a mí. Era un gran atleta y estaba todo el rato haciendo mates, algo que yo no puedo hacer, aunque probablemente yo sea mejor tirador que él. Eso sí, por aquel entonces no era tan importante el lanzamiento de tres.
Este es nuestro trabajo, no lo hacemos por diversión y creo que hay que respetarlo, no importa la edad que tengas.
¿A qué se dedicaría si no fuera jugador de baloncesto?
Me gustaría tener algún trabajo relacionado con el turismo en Grecia, tal vez de guía o algo por el estilo. Creo que hay lugares muy interesantes para visitar allí y sería un trabajo que no me importaría hacer, podría ser una buena opción para mí.
¿Es cierto que rechazó una oferta para jugar en el Real Madrid con 16 años?
Sí, aunque no me arrepiento de ello. Ese año firmé con un equipo profesional y, aunque soy joven todavía, esta va a ser mi octava temporada como profesional. Creo que tomé la decisión correcta y me ayudó a madurar muy pronto y a vivir experiencias como ganar la Copa de Grecia estando en la rotación que de otra manera no habría vivido. Estoy muy agradecido por los compañeros de equipo y entrenadores que me han acompañado durante estos años, hicieron que estuviera preparado para cualquier reto y poder adaptarme rápido al salir de Grecia.
Una de esas experiencias fue su salida del AEK, los aficionados no se lo perdonaron... ¿Cómo lo vivió?
La única razón por la que me fui y por la que tenía la opción de irme era que no me estaban pagando. Les pedí que me pagaran a tiempo o si no me iría y no me pagaron, así que entiendo que no querían que me quedara. Si no, era tan fácil como pagar a tiempo. Este es nuestro trabajo, no lo hacemos por diversión y creo que hay que respetarlo, no importa la edad que tengas.
En la selección no ha llegado a coincidir con Giannis Antetokounmpo. ¿Le gustaría hacerlo en el futuro?
Por supuesto, no he tenido la suerte aún, pero sería todo un placer y un honor jugar con uno de los mejores jugadores del mundo.
Sí que ha coincidido con otra leyenda como Spanoulis. ¿Cómo es tenerlo de entrenador?
Es un técnico muy apasionado, se nota que realmente ama lo que hace. Ha demostrado que es buenísimo, no sólo como jugador, también quedó claro el curso pasado lo gran entrenador que es llegando a la Final Four de la Champions League con el Peristeri. Tiene mucho potencial.