Aunque las miradas de los vitorianos están centradas en estos momentos en lo que pueda conseguir Pablo Laso en su primera temporada como entrenador del Baskonia, resulta inevitable fijarse y sentir también orgullo y quizás cierta envidia por lo que está consiguiendo otro técnico gasteiztarra como es Ibon Navarro en el Unicaja.

La consecución de la Copa del Rey de Badalona de la temporada 2022-23, el primer título del club malagueño en seis años, ya podría justificar por sí sola el fichaje del exazulgrana hace ya dos años y medio, pero Ibon Navarro está demostrando que le sobra ambición y motivación para seguir mejorando un equipo hecho a su medida.

Tras el título copero llegó el año pasado el trofeo de la Basketball Champions League de la FIBA que le dio acceso a la Copa Intercontinental, en la que el pasado domingo también se alzó como campeón, logrando así su tercer título en menos de tres años en Málaga.

Lo hizo, además, con enorme autoridad al superar las tres eliminatorias con victorias por 15 puntos más incluida la final, en la que se impuso por 75-60 a una selección de los mejores jugadores de la Liga de Desarrollo de la NBA.

La victoria, por cierto, ha escocido mucho en Estados Unidos después de que Juan Toscano-Anderson, uno de los jugadores del mencionado G-League United, asegurara que la segunda mejor liga del mundo es la Liga de Desarrollo y durante la final motivara a sus compañeros diciendo que son “jugadores que no quieren jugar en la Euroliga ni en la ACB, sino triunfar en la NBA y ser millonarios”.

Tal vez cambió de opinión después de verse totalmente superado por el Unicaja, que ni siquiera participa en la Euroliga, pero el triunfo de los malagueños no ha sorprendido a nadie en Europa. Desde la llegada de Ibon Navarro, el equipo no ha dejado de crecer y ha construido su éxito sobre dos pilares: un estilo de juego reconocible y la continuidad de su bloque.

Premio a la continuidad

Cuando algo funciona, es mejor no tocarlo y la dirección deportiva cajista ha seguido esa premisa al pie de la letra, ofreciendo renovaciones y blindando a los jugadores que consiguieron la Copa del Rey que siguen en nómina como Kendrick Perry, Alberto Díaz, Carter, Kalinoski, Barreiro, Djedovic, Osetkowski, Ejim, Kravish y Sima. Los escasos retoques de estos dos años se han realizado con el único fin de cubrir salidas o aprovechar una oportunidad de mercado única como la de Olek Balcerowski este verano.

La plantilla, muy equilibrada y con 14 fichas, tiene claro qué es lo que quiere Ibon Navarro: una defensa muy agresiva e intensa, transiciones rápidas siempre que hay oportunidad y un ritmo elevado de juego, con rotaciones amplias para que la energía no decaiga.

Además, el equipo está tácticamente muy pulido y, como se vio en el amistoso contra el Baskonia de hace dos semanas, los jugadores se conocen a la perfección y juegan prácticamente de memoria. Ibon Navarro tiene contrato hasta 2026, pero si el proyecto se mantiene a este nivel, no extrañaría que pronto llegara una nueva renovación para el gasteiztarra.