El Baskonia sufrió ante el Unicaja una dolorosa derrota con la que pone fin a su gira de pretemporada por Málaga y que evidencia que Pablo Laso aún tiene trabajo por delante para conseguir que todas sus piezas encajen y obtengan los mismos automatismos y empaque de un equipo que se conoce a las mil maravillas y que lleva mucho tiempo jugando junto como es el de Ibon Navarro.

Quizás el día de descanso adicional que tuvieron los cajistas respecto al Baskonia, que jugó 24 horas antes contra el Mónaco, también influyó en la clara superioridad mostrada por el conjunto local, más enérgico, acertado y ordenado que los gasteiztarras, que sufrieron especialmente a la hora de proteger su aro, cerrar el rebote defensivo y amenazar desde el triple. Arma que sirvió precisamente al Unicaja para establecer al término del primer cuarto una ventaja de nueve puntos que luego no paró de crecer.

Laso introdujo modificaciones en su quinteto inicial respecto a la victoria contra el Mónaco al apostar en esta ocasión por Forrest, Howard, Sedekerskis, Ndiaye y Hall. Les costó entrar en calor a ambos equipos en unos primeros compases en los que el gran protagonista fue Carlos Suárez, que partió como titular en el conjunto local tras haber anunciado su retirada este verano y abandonó la cancha con una sonora ovación a los cinco minutos, cuando el marcador apenas se había movido.

Las acciones individuales de Howard y un dos más uno de Hall impulsaron ligeramente a los gasteiztarras, pero fue el Unicaja el primero en encontrar la inspiración gracias a las transiciones y las segundas oportunidades concedidas por los azulgranas bajo el tablero. Así, tras el 15-15 llegaron tres triples consecutivos del cuadro cajista obra de Taylor, Perry y Osetkowski que obligaron a Laso a parar el encuentro y subieron al marcador el 24-15 con el que terminó el primer cuarto.

Sin respuesta

Los mismos problemas persistieron en la reanudación, ya que Osetkowski siguió estirando la diferencia con su segundo triple y los alaveses siguieron cometiendo errores evitables como una pérdida de Moneke en un saque de banda que facilitó un mate de Tyson Pérez en transición para el 31-19. A partir de ese momento y con los titulares de regreso a cancha, el Baskonia logró por un momento cortar la sangría de transiciones y equilibrar las sensaciones, aunque la falta de mayor contundencia a la hora de proteger el aro le impidió recortar distancias pese a los puntos de Moneke y Howard. El Unicaja, con las ideas más claras, mantuvo sin excesiva dificultad su renta por encima de los diez tantos al descanso (50-37).

No fue mala la puesta en escena de los hombres de Pablo Laso al regreso de vestuarios con la entrada de Kamar Baldwin, que no participó en toda la primera parte, y dos triples de Sedekerskis con los que dio la sensación de que el Baskonia despertaba. Nada más lejos de la realidad. La respuesta local no tardó en llegar y Osetkowski y Perry volvió a sembrar las dudas y la precipitación en los azulgranas con dos acciones de tres puntos para elevar la diferencia por encima de los 20 tantos con el 64-43.

Sedekerskis fue de lo poco rescatable de unos minutos en los que el Unicaja, mucho más ordenado, siguió sumando puntos sin piedad y sacando réditos de la falta de energía y comunicación defensiva de los azulgranas, sus pérdidas y las segundas oportunidades. Los 33 tantos que encajaron los gasteiztarras en el tercer cuarto reflejaron la superioridad del Unicaja, que llegó al parcial decisivo con un enorme colchón de 83-56 que dejó ya sentenciado el choque.

Los de Ibon Navarro soltaron el pie del acelerador en los últimos diez minutos, pero ni siquiera así lograron recortar distancias los alaveses, que agradecieron el bocinazo final. Momento para reponer fuerzas y corregir los errores que salieron a la luz en el Martín Carpena.