Licencia para soñar. El Baskonia es, en pleno derecho, uno de los ocho mejores de la Euroliga. El equipo de Dusko Ivanovic no falló en su segunda y última bola de partida y derrotó a la Virtus Bolonia en un encuentro en el que la marea baskonista se erigió como el indiscutible jugador número ‘seis’.

El recinto de Zurbano fue una auténtica caldera durante su final particular frente a la Virtus Bolonia. Sin llegar al lleno en sus gradas, las 10.143 almas congregadas ayer en el Buesa Arena se dejaron la garganta por su equipo y no dejaron de alentar durante los agónicos 40 minutos de juego.

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En imágenes: Así se ha vivido el Baskonia - Virtus Bolonia en el Buesa. ¡Búscate en las fotos! Pilar Barco

Nadie escatimó en esfuerzos durante la velada frente a la Virtus, ni la guardia pretoriana de Dusko Ivanovic ni la marea azulgrana. Desde los primeros compases, el feudo baskonista elevó los decibelios mediante el show de luces y su tradicional ‘haka’. Una previa de noche grande y que, en cierto modo, impulsó al Baskonia durante el primer cuarto para soportar los primeros golpes de un Belinelli inspirado de cara al aro en el inicio.

Cada acción defensiva se celebró como si fuera la jugada decisiva del encuentro. Ídem con los triples de Sedekerskis, las canastas imposibles de Howard y el colmillo de Rogkavopoulos en la pelea por el rebote. El equipo de Ivanovic llevó al límite de sus facultades a la Virtus, que sufrió en sus carnes el ‘Carácter Baskonia’ que es tan reconocido en Europa. Nadie se despegó de su asiento ya que la igualdad en la primera mitad fue máxima. Ninguno de los contendientes fue capaz de despegar en el marcador y este reflejó un empate a 41 tras el segundo cuarto.

Algo pasó durante el descanso porque el Baskonia regresó de su vestuario como un auténtico huracán. El extraordinario parcial del tercer cuarto provocó el estallido de júbilo en el graderío del Buesa Arena. 

La escuadra de Ivanovic regresó del descanso con un formidable parcial de 22-6 en el que arrasó con su rival a base de consistencia defensiva y un ataque volcánico. Las manos en todos los lugares de Miller-McIntyre y el trabajo de pilares como Tadas, Nikos y Howard dejaron sin opciones de tiro a un adversario que se sintió incómodo y bloqueado durante buena parte del tercer cuarto.

En ese clima de alta tensión el feudo de Zurbano jugó un papel importantísimo. Sobre todo en los minutos en los que la Virtus recortó distancias a través de la jerarquía de Toko Shengelia.

El Baskonia olió la sangre de la cariacontecida Virtus y trató de aumentar su renta en el casillero con una rápida circulación de balón. Las más de 10.000 almas baskonistas vibraron con la enésima exhibición de Howard y se generó un ambiente tenso en cada posesión del equipo rival. Con el paso de los minutos, la escuadra de Ivanovic mantuvo a raya a su rival y celebró por todo lo alto la clasificación para el Top 8 ante el Real Madrid, al que le espera un ambiente similar en su próxima visita a Vitoria.