Aún es pronto, pero todo indica que el Baskonia, tras más de media temporada exprimiendo al máximo a Codi Miller-McIntyre por la ausencia de un suplente de garantías en el puesto de base, ha encontrado al fin un jugador del que fiarse para esa labor con el fichaje de Jordan Theodore.

El veterano base norteamericano de 34 años aterrizó la semana pasada en Vitoria-Gasteiz sin levantar grandes expectativas. No tantas, al menos, como las que despertaron en su momento Nico Mannion y Chris Chiozza, dos piezas con cartel NBA y más nombre que el ex de los Metropolitans 92. Sin embargo, a Theodore le han bastado únicamente cuatro partidos (Valencia, Obradoiro, Bayern y Maccabi) para convencer a los seguidores azulgranas y demostrar que es un jugador más que válido para ejercer como segundo base en la rotación de Ivanovic.

El estadounidense no ha necesitado completar ninguna actuación extraordinaria o protagonizar asistencias o canastas imposibles. Simplemente ha jugado el mismo baloncesto que lleva practicando durante toda su extensa carrera con el temple y confianza que le da su experiencia, sin extralimitarse. Y esto es precisamente lo que necesitaba el Baskonia, donde Miller-McIntyre se ha asentado desde el comienzo del curso como principal director de juego y una de las revelaciones de la actual Euroliga.

Hasta la llegada de Theodore, los escasos minutos en los que Codi se sentaba en el banquillo eran un drama para el conjunto gasteiztarra. Nico Mannion, que llegó en verano como uno de los fichajes estrella y llamado a ser el base titular, jugó con enorme ansiedad desde el principio, bloqueado mentalmente e incapaz de mostrar la versión que le llevó a jugar en la NBA y con la que brilló anteriormente en la selección italiana. Sus constantes pérdidas y ritmo trotón en Euroliga (4,2 créditos por choque) y ACB (0,3) en los 20 choques que disputó entre ambas competiciones terminaron por provocar su salida al Varese.

Algo más convincentes fueron los 26 encuentros que disputó Chiozza antes de caer lesionado, al menos en su faceta de facilitador, ya que en anotación sus porcentajes son muy discretos en ambas competiciones. Es cierto que el norteamericano estaba mejorando sus prestaciones en los últimos compromisos antes de su lesión de rodilla, pero cuatro partidos de Theodore han sido suficientes para que su ausencia pase prácticamente inadvertida.

El temple que faltaba

En su primera semana en el Baskonia, Theodore ha aportado justo lo que el equipo necesitaba. Su veteranía y el haber entrenado anteriormente a las órdenes de Ivanovic en el Besiktas han facilitado que su adaptación al equipo haya sido prácticamente instantánea y que desde su primera actuación ante el Valencia Basket haya dado la sensación de llevar toda la temporada en nómina.

El director de juego de Nueva Jersey está cumpliendo de sobra con su cometido de cubrir las espaldas a Miller-McIntyre durante los minutos en los que no está en cancha, logrando que el ataque azulgrana siga fluyendo. El base está mostrando un buen manejo de balón, siempre toma la decisión correcta y apenas comete pérdidas.

Conoce a la perfección cuáles son sus puntos fuertes y sus limitaciones, y el resto de jugadores de la plantilla confía en él, algo a lo que también ha ayudado la personalidad y liderazgo que ha mostrado desde el primer momento. Al equipo le faltaba esa figura que aportara ese criterio y paciencia que Ivanovic siempre pide a un Baskonia que tiende a jugar con las revoluciones muy altas y parece haberla encontrado en Theodore.

El norteamericano sube el balón con calma, intenta que el balón llegue a sus compañeros en la mejor situación posible y cuando el ataque se atasca ha demostrado también tener verticalidad suficiente para penetrar en acciones de pick and roll y no tener miedo a lanzar cuando el contexto así lo requiere.

Theodore conecta con Kotsar durante su debut ante el Valencia Basket Jorge Muñoz

No en vano, ha promediado 7,7 puntos en 17 minutos de juego en los tres duelos que ha disputado hasta ahora en Euroliga, a los que hay que añadir 1,7 asistencias para 6,3 créditos de valoración. Unos números de sobra suficientes para cumplir con la papeleta y que superan con creces los de Mannion y Chiozza. Además, sin ser un especialista defensivo o tener el físico privilegiado de Miller-McIntyre, está demostrando ser un jugador intenso e implicado en tareas defensivas, donde no desentona ni se convierte en un blanco fácil para el adversario.

En definitiva, si mantiene el nivel mostrado hasta ahora de aquí a final de temporada, el Baskonia parece haber encontrado al fin ese segundo base de garantías que de buenos relevos a Miller-McInytre y al que no le queme el balón los días en los que Codi no esté inspirado. De hecho, incluso ambos pueden compartir cancha en momentos puntuales en los que Ivanovic necesite que el balón circule con mayor fluidez, algo que han hecho ya en varias ocasiones. Las sensaciones con Theodore no podían ser mejores en tan poco tiempo en Vitoria.