El Baskonia asaltó anoche La Fonteta después de un segundo tiempo sublime en el que el escuadrón más acérrimo de Dusko Ivanovic volvió a marcar las diferencias a través de la entrega defensiva y el juego volcánico en ataque.

El conjunto vitoriano, que encajó 52 puntos en un primer tiempo alejado de su versión más reconocible, instauró tras el descanso un cerrojo para doblegar a un rival moralmente desacreditado por la reacción azulgrana.

De menos a más. Lo cierto es que el Baskonia transmitió dudas en el primer cuarto, pues la fragilidad en el rebote defensivo y la errática toma de decisiones en ataque dieron alas al Valencia Basket. En un contexto donde el rival adquirió una ventaja de 12 puntos, Dusko Ivanovic tuvo muy definida la hoja de ruta para elevar el tono físico de su escuadra y recuperar su sino en La Fonteta.

El técnico volvió a apostar por una rotación de escasos efectivos. Hasta seis jugadores disputaron más de 20 minutos de puro derroche físico en el feudo taronja. Estos fueron Markus Howard, Miller-McIntyre, Vanja Marinkovic, Tadas Sedekerskis, Maik Kotsar y Chima Moneke. Y todos ellos tuvieron aportaciones sustanciales en la trabajada victoria.

Palabra de capitán

Sedekerskis no titubeó en su análisis del primer tiempo. El canterano, enrabietado después de un primer tiempo endeble, aseguró que el Baskonia “no puede jugar así de mal fuera de casa” y sus palabras calaron.

Tras el regreso de vestuarios, el conjunto de Ivanovic irrumpió en la pista con un completo lavado de cara y con las ideas muy claras. La clave para retomar el pulso al Valencia no era otra que crecer desde el sacrificio defensivo, pues la fortaleza debajo del aro a la postre brindaría libertad de movimientos en ataque.

De este modo, el Baskonia pasó de encajar 52 puntos en el primer tiempo a tan solo 32 en el segundo asalto. El equipo vitoriano fue llevado en volandas por la entrega en el rebote defensivo, el olfato en los robos y la inspiración en ataque, bien desde la línea del triple o en las entradas hacia el aro.

Dusko Ivanovic giró el guión hacia un desarrollo más físico y en el que jugadores como Miller-McIntyre y Chima Moneke marcaron las diferencias. De hecho, el director de juego firmó una de sus mejores actuaciones en Euroliga con 11 puntos y diez asistencias. Markus Howard, elogiado por su entrenador al término del partido, insufló su compulsividad anotadora para mermar la confianza del rival, que no encontró el antídoto para detener la explosión azulgrana.

Con todo, la apuesta por una rotación de pocos efectivos dejó a varios nombres fuera de la ecuación, pero Dusko volvió a dar con la tecla para recuperar la versión más fidedigna en la cancha taronja.