De repente reapareció el Baskonia más titubeante e inconsistente que iniciará las series finales por el título otra vez con serias dudas en su equipaje. La excelente dinámica de juego y resultados de los últimos tiempos se vio cortada ayer de raíz ante un Joventut mucho más compacto y serio que estuvo sostenido en el Buesa Arena por dos jugadores en otra dimensión. Pau Ribas y Ante Tomic, ambos inmersos en una segunda juventud, amargaron la existencia a una tropa vitoriana que recuperó sus peores vicios de la temporada, estuvo preso de un desquiciamiento pernicioso en varias fases y que perdió excesivas fuerzas en estériles protestas hacia los árbitros. Las tres técnicas y la expulsión de Giedraitis por doble antideportiva así lo atestiguan.

La defensa azulgrana siempre estuvo un paso por detrás de lo que exigía el dinamismo visitante y el Joventut, agarrado a una notable lectura del juego, le llevó con la lengua fuera en todo momento. Al margen de hacer mejores a sus compañeros, Ribas exhibió una pegada mortífera desde el perímetro y la exhibición de Tomic en el poste bajo careció de antídotos en unos endebles Enoch y Costello. Ambos postes fueron incapaces de contener el delicioso juego de pies del veterano croata.

Tras un parcial de 2-17 en el primer cuarto, el partido siempre discurrió por los cauces que mejor le sentaban a los verdinegros. Fue un paso atrás de un conjunto, el vitoriano, que se movió a impulsos, careció de continuidad tras una prometedora puesta en escena y dio excesivas facilidades a un Joventut de gatillo fácil.

La tibia mejoría del Baskonia tras el descanso se diluyó enseguida y cada intento de acercamiento en el marcador fue neutralizado por el Joventut con cierta facilidad. Demasiado acelerado, un día más ultradependiente de la pegada desde la línea del 6,75 y con más corazón que cabeza a la hora de tomar decisiones, el conjunto de Neven Spahija apenas encontró sólidos argumentos baloncestísticos para certificar una reacción que se esfumó por completo tras el 71-75 a falta de cuatro minutos.

Consecuencia directa de una derrota que no entraba en el guión fue la pérdida de la cuarta posición y el enfrentamiento a cara de perro en la primera eliminatoria por el título con un hueso muy duro de roer como el Valencia Basket. El cuadro levantino, su verdugo en la pasada edición liguera en esta misma eliminatoria, ya se le indigestó recientemente en el Buesa Arena en un partido donde el Baskonia acreditó una gran inferioridad en la cuerda interior. En cualquier caso, será una serie apasionante al mejor de tres partidos en el que el combinado alavés podrá mirar de tú a tú a los ojos de un rival ni mucho menos inalcanzable.