El Baskonia sufrió ante el Monaco una evidente diferencia de nivel físico sobre el parqué. El despliegue realizado por los de Spahija escasos días atrás ante el Fenerbahçe pasó factura en El Principado en una noche que podría haber sido histórica para los alaveses si se hubiera tirado algo más de épica. Sin embargo, el quinteto titular no dio respuesta al amplia abanico de recursos de Obradovic, quien manejó los tiempos del duelo a su antojo.

Es cierto que en el primer cuarto el Baskonia aguantó las embestidas del rival, pero el fondo de armario monegasco fue determinante para hacer decrecer el nivel del quinteto titular baskonista.

Spahija apostó por dar entrada a su segunda unidad cuando peor se encontraba el Baskonia. Quizá demasiado tarde, porque los suplentes ingresaron en el tercer cuarto. El quinteto titular, entre los que hubo que ubicar a Baldwin, Giedraitis y Costello, no estuvo a la altura de las exigencias.

De este modo, el técnico croata agitó el árbol otorgándole continuidad a Peters pero con 50-34 en el marcador dio minutos a jugadores como Granger, Kurucs, Marinkovic y Tadas. Con este quinteto, carente de un cinco puro y sin muchos centímetros, el Baskonia se acercó a una distancia de -4 puntos sobre el Mónaco. En el tercer cuarto, además, Granger estuvo omnipresente tanto en tareas defensivas como en labores anotadoras. De hecho, el charrúa anotó tres triples que aportaron cierta esperanza para los minutos finales. Dicha desventaja podría haber sido recortada todavía más de no ser por la aciaga tarde de los titulares, quienes no acertaron en ninguno de los dos aros.

Pese a la encomiable reacción de los jugadores del banquillo, a los que Spahija dio mérito en la rueda de prensa, el Baskonia estuvo durante el transcurso del partido un peldaño por debajo del Monaco. Un rival que, pese a que el presente curso esté siendo su primera experiencia en la mayor competición continental, ha confeccionado una plantilla prácticamente sin fisuras y que anoche castigó con puño de hierro los errores del Baskonia, quien no se encontró a sí mismo en el feudo monegasco.

Con todo, si bien es cierto que la derrota y, más aún, la eliminación en la pugna por los puestos del play off para la Final Four que se celebrará en Belgrado dejan un mal sabor de boca en la parroquia baskonista, la nota positiva la dejaron esta vez los jugadores de la segunda unidad. Es evidente que para el exigente tramo final de temporada que afronta el Baskonia en el campeonato doméstico, es de vital trascendencia reenganchar a los que realmente pueden marcar la diferencia como revulsivos.