La vuelta de una parte de la masa social baskonista al Buesa Arena se produjo este martes 555 días después en un partido de lo más descafeinado e insípido. Básicamente por la escasa identidad del rival escogido para vivir una nueva edición del Trofeo Araba, la última piedra de toque antes del Baskonia antes de su bautismo liguero de este sábado en la Fonteta de Valencia y, que como estaba cantado antes del salto inicial, acabó en las vitrinas del recinto azulgrana tras una aplastante victoria (101-56).

Giedraitis, en el Trofeo Diputación

Giedraitis, en el Trofeo Diputación

El equipo vitoriano cumplió la parte del guión que le tocaba en un partido donde casi había más alicientes fuera que dentro del parquet. La vocación por tratar de brindar espectáculo mediante transiciones fulgurantes, un baloncesto de elevadas revoluciones y algún 'alley oop' sí hubo que agradecérsela a los discípulos de Ivanovic, que tras un arranque al ralentí pusieron tierra de por medio a partir de un segundo cuarto saldado con un abrumador 31-12.

Fue casi un entrenamiento y una sesión de baño y masaje más que otra cosa para un Baskonia que siguió acumulando kilómetros en las piernas y pudo dar otro paso en su laborioso proceso de ensamblaje. Por ejemplo, tuvo que atacar durante muchos minutos la zona 2-3 del Sibiu, plagado de nombres anónimos y que más allá de la imprescindible animosidad de cualquier conjunto profesional demostró en tierras alavesas que incluso tendría problemas para sobrevivir en una categoría inferior a la ACB.

Tras la hiriente derrota del domingo en la Euskal Kopa, el Baskonia trató de agradar a una afición con ganas de sentir nuevamente el ambiente especial del Buesa Arena y, sobre todo, comprobar las evoluciones de las caras nuevas.

Fontecchio, que a la espera de Peters y Costello actuó muchos minutos como cuatro, evidenció que aún no ha recuperado del todo la puntería acreditada con su selección en el verano. Baldwin, de nuevo suplente hasta que adquiera el tono físico ideal, dejó leves destellos que permiten atisbar un purasangre imprevisible en el timón. Fue Giedraitis quien más se ensañó con la sombra rumana ejerciendo en muchos momentos como 'trailer'. Por dentro, la desigualdad a nivel físico permitió a Tadas, Nnoko y Enoch campar a sus anchas, aunque el ex del Obradoiro también incurrió en algún error de bulto.

Tras el 22-18 del cuarto inicial, el Baskonia abusó del cuadro rumano y engordó su autoestima a base de un inclemente ritmo anotador. No faltó de nada en el repertorio azulgrana mientras las rentas favorables crecían a un ritmo de vértigo. Con un mate tras un rebote ofensivo, fue Tadas quien posibilitó que los alaveses superaran finalmente la centena de puntos.

Pese al generoso marcador, eso sí, Ivanovic apenas traicionó sus principios. Kurucs, reñido con el acierto tras su titularidad, no aprovechó los minutos para alimentar su confianza y dos de los canteranos (Hanzlik y Sissoko) que han acompañado al equipo durante la pretemporada dispusieron de minutos simbólicos.