Quedan dos jornadas para el cierre de la fase regular y un Baskonia de trazos muy inconsistentes en este tramo de la temporada ya tiene prácticamente definida su hoja de ruta si quiere reeditar el título liguero conseguido en Valencia. El equipo de Ivanovic estará ubicado entre la cuarta y sexta posición antes de la llegada de las series finales por el título. Y su primera piedra de toque en una fratricida eliminatoria de cuartos de final, al mejor de tres encuentros, será el Valencia Basket o el Tenerife.

Es el pedregoso camino al que se ha expuesto tras haber saldado con derrota dos de sus tres últimos compromisos ligueros ante el Joventut y el Unicaja. Ambos traspiés han tenido lugar en el Buesa y dejando además una floja impresión tras los estragos causados en el vestuario por el brote de coronavirus. Incluso la cómoda victoria sellada en el descafeinado derbi vasco ante el ya descendido Gipuzkoa Basket dejó un aroma de cierta preocupación en el ambiente tras ese parcial de 19-0 en contra al comienzo del segundo cuarto.

No cabe duda de que el actual Baskonia, tal y como reconoció el propio Dusko Ivanovic el domingo, dista mucho de ser ese grupo tan competitivo que ha puesto en jaque esta campaña a todos los grandes de Europa. Antes del parón de tres semanas por la entrada del patógeno en el vestuario y una vez consumada la eliminación en la Euroliga en la Fonteta, era un grupo que emitía claras señales de agotamiento a nivel físico y mental.

Pues bien, estas se han acrecentado en la vuelta a la competición mientras toca digerir la marcha de Luca Vildoza a los Knicks, algo que ha dejado al Baskonia sin talento ni grandes dosis de creatividad en el perímetro, y acoplar a marchas forzadas a los dos nuevos fichajes. El adiós del base argentino ha sido muy rentable en términos económicos para las arcas del Buesa Arena pero en la vertiente deportiva ha abierto un socavón profundo por la capacidad que tenía para desequilibrar en el uno contra uno.

esperando a los nuevos El tiempo, desde luego, se echa encima para que tanto Colom como Massenat comiencen a aportar su granito de arena al engranaje azulgrana. El base andorrano aún no encuentra socios para desplegar su baloncesto basado en el pick and roll, aunque está por ver si su estilo tan pausado y de bajas revoluciones casa con las necesidades de un Baskonia siempre a gusto a la carrera. Por su parte, el haitiano ya dejó entrever ante el Unicaja que su muñeca no es la principal virtud.

El Baskonia ya no depende de sí mismo para hacerse con la cuarta plaza y está a expensas de los resultados de un Valencia Basket con un calendario algo más favorable. Los pupilos de Jaume Ponsarnau, que tienen ganado el basket average a los alaveses, visitan este miércoles al Gran Canaria y reciben el sábado en la Fonteta al Valencia. Un problema añadido de verse las caras con los levantinos es que en su cancha sí se permitirá parcialmente la entrada de aficionados a partir de esta misma semana.

También cabe la posibilidad de que el conjunto alavés caiga hasta la sexta plaza y se mida al Tenerife, otra de las sensaciones de la temporada pero que está perdiendo algo de fuelle en los últimos tiempos. Para ello, el Baskonia debería perder sus dos partidos y el San Pablo ganar los tres que aún tiene pendientes. Al vigente campeón de la Basketball Champions League de la FIBA le resta visitar al Bilbao Basket -hoy mismo- y al Estudiantes -viernes 21-, además de recibir este domingo en el Coliseum a un salvado Obradoiro.

Ya sea el Valencia o el Tenerife, el Baskonia necesita activarse de piernas y cabeza para evitar unas vacaciones anticipadas. Tras el sobresaliente rendimiento ofrecido en la Euroliga, un discreto final de temporada en la Liga Endesa rebajaría de forma notable la nota global del conjunto vitoriano.

Un problema añadido de verse las caras con el cuadro de Ponsarnau sería que ya se permite la entrada parcial de público en la Fonteta