Antes de un partido suele aludirse al término final a la hora de referirse a él en función de su trascendencia. Sobra decir que el de esta tarde en San Petersburgo tiene dicha consideración para un TD Systems Baskonia cuyo margen de error en la Euroliga continúa siendo mínimo pese a haber encadenado seis victorias en los últimos siete partidos.

Pase lo que pase en las cinco jornadas restantes de la maratoniana fase regular, la trayectoria azulgrana en la máxima competición continental está siendo notable. Pocos reproches se le puede hacer a un equipo que, pese a su escaso número de efectivos en comparación con otros, compite en la mayoría de las ocasiones, no se ha abandonado en ningún momento tras aquella fatídica racha de enero y ha llegado a la recta final con las opciones intactas. Algo que de lo que no pueden presumir otros grandes del Viejo Continente como el Maccabi o los griegos del Olympiacos y Panathinaikos.

La consecución del billete para el Top 8 supondría un éxito indudable que pocos vaticinaban cuando, allá por octubre del año pasado, se dio el pistoletazo de salida a esta nueva edición continental. Sin embargo, el problema radica en que el Baskonia transita desde hace tiempo sobre un fino alambre y corre el serio riesgo de despeñarse hacia el vació al menor estornudo.

Hoy afronta un doble objetivo: ganar en Rusia y, si es posible, por más de siete puntos, la renta por la que cayó en la ida (70-77) frente a los hombres liderados por Xavi Pascual. En caso de regresar de la lejana San Petersburgo con una derrota en el equipaje, la suerte azulgrana en esta Euroliga estará ya prácticamente echada.

Por lo tanto, no hay término medio antes de un encuentro que, para bien o para mal, aclarará casi de forma definitiva el devenir del Baskonia en esta edición continental. La visita al Zenit constituye la antesala de un epílogo de lo más exigente. Aun ganando hoy, la aspiración alavesa se presenta repleta de espinas teniendo en cuenta la extrema dificultad de los cuatro últimos adversarios: Armani Milan, Panathinaikos, Anadolu Efes y Valencia Basket).

El conjunto vitoriano tratará de sacarse la espina de su desangelada actuación ante el Real Madrid, aunque esa derrota no debería haber resquebrajado la moral de un grupo que esta vez no tendrá enfrente a un jugador tan desequilibrante como Walter Tavares. El Zenit, con un presupuesto notable para esta campaña gracias al mecenazgo de Gazprom y plagado de viejos conocidos de la ACB, ha bajado su rendimiento en los últimos tiempos y en su pista -donde sí se permite la entrada de público- no es precisamente inabordable, como ya pudo comprobarse con su estrepitosa derrota ante el Valencia Basket (62-91).

Kevin Pangos lidera con puño de hierro a un equipo con amenazas tanto en la cuerda exterior como en la pintura. Por fuera destacan, por ejemplo, el francotirador Billy Baron y el todoterreno Mateusz Ponitka, mientras que el versátil Will Thomas constituye un buen complemento para el siempre rocoso Arturas Gudaitis. La exuberancia física bajo los aros corre a cargo de Alex Poythress en espera de que Tarik Black -su flamante fichaje justo antes del cierre de mercado en la Euroliga a finales de febrero- alcance un punto físico idóneo que recuerde al jugador del Maccabi.

Un rival, en definitiva, muy peligroso pero también al alcance siempre que el Baskonia sea fiel a sus señas de identidad y recupere la agresividad. Quien imponga su estilo de juego, desde luego, tendrá mucho ganado. El Zenit apuesta por las posesiones largas y un ritmo casi siempre parsimonioso. Todo lo contrario que un TD Systems más cómodo cuando el encuentro es de muchas revoluciones y con unos dígitos elevados.

Antes de subirse al chárter que trasladó a primera hora de la mañana a la expedición hasta Rusia, Ivanovic lanzó una advertencia a los suyos. "Puede ser un partido clave y espero que sepamos lo que tenemos que hacer. El Zenit ha sorprendido con su clasificación pero está hecho con jugadores de calidad y experiencia. Es un equipo que actúa con paciencia en ataque y atrás juega muy duro. La clave es Pangos, que no solo dirige sino también anota. Si no defendemos y jugamos agresivo, tendremos pocas opciones", analizó el montenegrino.