- La Copa del Rey es, sin ninguna duda, la cita más esperada por los aficionados al baloncesto. Sin embargo, la edición que arrancó ayer en Madrid no podrá contar con ellos. Se ha quedado sin alma como consecuencia, claro está, de la diminuta pero letal amenaza con la que convive la humanidad desde hace ya más de un año. El covid-19 ha cambiado la vida a todo el mundo poniendo en jaque la normalidad conocida hasta su brutal irrupción en escena. No obstante, el deporte se resiste a dejarse vencer y este torneo es una nueva demostración.

Al igual que sucediera con la burbuja del final de la temporada pasada en la que el Baskonia se proclamó campeón o en la Supercopa del inicio del actual curso, las canastas han conseguido sobrevivir al virus y ofrecer un más que necesario tiempo de desconexión a sus muchos seguidores. Pero, para que ello sea posible, la ACB y todos los participantes han tenido que completar un exhaustivo trabajo para que vea la luz el trago más seguro de la historia.

Y es que las estrictas medidas de seguridad, prevención y control son, sin duda, la nota más destacada de esta Copa del Rey de Madrid. Al igual que sucede en la Liga y las competiciones continentales, los integrantes de todas las expediciones tienen que superar un test PCR en las 72 horas previas a su debut y los equipos que accedan a las semifinales tendrán que pasar una nueva prueba.

El control a los profesionales no es tan estricto como en la burbuja de Valencia pero las ocho escuadras comparten hotel y se ha diseñado un plan especial para que no compartan espacio ni horarios entre ellos ni con el resto de huéspedes.

Por lo que respecta al pabellón, el WiZink Center dispone de unos regeneradores que cambian el aire cada doce minutos y sus grandes dimensiones permiten que cada uno de los equipos tenga asignado un vestuario propio al que únicamente accede él. Además se ha dividido en dos zonas, reservando una de ellas exclusivamente para los participantes y el personal de la Copa. En cuanto al desarrollo de los partidos, el balón será desinfectado cada vez que salga de la pista y entre un encuentro y otro también serán sometidos a este proceso los elementos comunes como el parqué, los tableros, los aros o los soportes de las canastas. Un completo plan de medidas, en definitiva, para conseguir que, pese a todo, la Copa del Rey vuelva a ser una gran fiesta.

El WiZink Center dispone de unos regeneradores que cambian el aire cada doce minutos y cada equipo tendrá su propio vestuario