- La infausta visita a Estambul ha sido un mal sueño para todos, pero el Baskonia no tiene tiempo para caer en el abatimiento. A las 48 horas del estropicio causado por el Fenerbahce, le llega la primera oportunidad para redimirse de sus pecados. Es lo único bueno que tiene un calendario de locos, susceptible de elevar a uno al cielo y al día siguiente de sumergirle en el infierno si baja un ápice el nivel de intensidad.

Cada partido en la Euroliga es una guerra sin cuartel donde no vale de nada lo hecho anteriormente y el TD Systems quiere aplicarse este cuento para salir indemne de la visita a La Mano de Elías. Se trata de una cancha que siempre le trae gratos recuerdos y donde ha protagonizado en el pasado alguna gesta que permanece imborrable en la retina de los aficionados azulgranas.

Esta vez aguarda un Maccabi también herido en su orgullo como los alaveses y con urgencias si cabe mayores en la tabla tras dejar escapar ante el Olympiacos una victoria que acarició con la yema de sus dedos antes de una prórroga mortal de necesidad. Dos tiros libres errados por Dorsey y Wilbekin le condenaron a vivir una nueva decepción en un curso dondo no endereza el rumbo.

El partido de esta noche se ha convertido en una nueva final para un Baskonia que bajo ningún concepto desea perder contacto con los rivales directos que le preceden en la encarnizada pelea por el Top 8. Tras el hundimiento ante el Fenerbahce, los hombres de Ivanovic siguen a una victoria del Olympiacos, el equipo que separa la fina barrera entre el éxito y el fracaso cuando acaba de iniciarse la segunda vuelta del torneo. En realidad, pueden ser dos si los griegos solventan a su favor el duelo que tienen pendientes a domicilio ante el Asvel Villeurbanne.

Por lo tanto, sobra decir la importancia de salir nuevamente a flote ante el Maccabi para no descolgarse de un grupo cabecero que está encareciendo sobremanera el objetivo con su elevada cadencia de victorias. Para ello, el Baskonia necesita endurecerse a todos los niveles y ofrecer una imagen radicalmente distinta si quiere albergar alguna esperanza de gloria en tierras hebreas.

Pese a su irregular temporada, el Maccabi es un conjunto de un perfil similar al Fenerbahce en el sentido de que plantea un elevado listón físico en la vertiente defensiva, no le importa acumular faltas y consiente pocas alegrías con un baloncesto repleto de contactos. Es el sello que imprime un técnico como Sfairopoulos, amante del rigor extremo y de una férrea disciplina táctica.

El cuadro israelí ya le amargó la existencia al TD Systems en el partido de ida en una velada gobernada por Othello Hunter. El estadounidense -recuperado ya de la lesión en el ojo sufrida a finales del año pasado- dominó de cabo a rabo a los pívots de Ivanovic, que también vienen de tender una alfombra roja para el lucimiento de Jan Vesely.

Sin embargo, todo el juego amarillo gravita alrededor de Wilbekin, el cuchillo más afilado de un Maccabi que no termina de remontar el vuelo en la Euroliga y que tan solo ha sido capaz de ganar cuatro encuentros como local ante el Alba, el Zalgiris, el Estrella Roja y el Panathinaikos. Un bagaje muy pobre para un transatlántico del que se esperaba mucho más. Dorsey y Bryant, dos exteriores con muchos puntos en sus manos, serán los otros focos de peligro para el Baskonia, que busca ganar por octava vez en Tel Aviv.

Árbitros: Paternico, Nikolic y Ambrosov.

Maccabi Playtika Tel Aviv