Han pasado varios meses desde que desestimara la oferta de renovación procedente del Buesa Arena y recalara en el Zalgiris. No obstante, la mala fortuna sigue persiguiendo al argentino tras haber pasado de nuevo por el quirófano. Pocas marchas como la suya han sido tan sentidas por el baskonismo.

Lo primero, ¿en qué punto de la rehabilitación se encuentra?

-Estoy bastante bien. Realmente no puedo poner todavía un tiempo estimado para la vuelta porque estamos viendo cómo evoluciona la rodilla. De momento, viene súper bien y estoy en los plazos marcados por los médicos. Ya estoy empezando a trotar y ganando bastante fuerza. En la cirugía encontraron un cartílago que estaba suelto y lo tuvieron que remover, así que la recuperación será un poco más larga. Hay que ver cómo evoluciona todo porque se tiene que recuperar bien internamente. Por eso, no puedo poner todavía un tiempo estimado de vuelta.

¿Cómo y cuándo se produjo este percance en el menisco?

-Ya venía con dolores desde hacía tiempo y sabía que el menisco estaba un poquito dañado. Tuve unas molestias en un par de ocasiones durante algunos días y justo en el partido que debuté de la liga lituana con el Zalgiris me lastimé. Hice un mal gesto en una frenada un poco más fuerte de lo esperado. Sentí un pequeño chasquido y ahí me cercioré de que tocaba el quirófano.

Después de la rotura del cruzado, acaba de sufrir otro mazazo en su carrera. ¿Cree que le ha mirado definitivamente un tuerto?

-Si te digo la verdad, no fue un golpe duro. Al contrario, para nada. Lo tomé con muchísima naturalidad y como algo conocido, pero nada raro ni lo sufrí como lo padecí en su momento con la otra lesión de rodilla en Vitoria. Creo que la parte de la cabeza es lo que me ayudó a tomarme esta situación de buena manera. Lo llevo como algo normal y un gaje más del oficio. Soy un jugador que ya no piensa en el pasado y con un gran futuro por delante. Cuanto más rápido me operara y pasara este mal trago, antes me recuperaré y estaré dando guerra en la pista.

En el último año apenas ha podido desempeñar su profesión durante cinco minutos de un duelo. ¿Cuánta 'bronca' -como dicen ustedes los argentinos- existe ahí dentro?

-Lógicamente las ganas por competir cuanto antes están ahora mismo a flor de piel. La verdad es que bronca no. Estoy muy tranquilo. Hay que poner las cosas en perspectiva. También la pandemia me ha permitido ver las cosas de otra manera. Hay muchas cosas en el mundo peores que no poder jugar a baloncesto. Yo soy un bendecido de la vida, me están pagando para recuperarme de una lesión y seguir haciendo lo que más me gusta. En este sentido soy un privilegiado. Me encantaría poder estar con mis compañeros desde este punto, pero lo tomo con naturalidad. Quiero ser paciente con la rehabilitación y ser realista con mi situación. Llevo una operación de cruzado y otra de menisco, así que me costará volver a enganchar el ritmo ideal.

¿Es cierto que el 'team manager' del Zalgiris le llamó "loco" por proponer la rescisión de su contrato cuando llegó esta nueva lesión?

-No, yo jamás propuse salirme del contrato. Lo que sí tuve fue un par de conversaciones con mi agente y también el entrenador para comentarles que estaba súper agradecido al club y entendía la decisión que ellos pudieran tomar llegado el caso. No tenía ninguna idea acerca de si la idea del Zalgiris era cortarme o mantenerme en el equipo. Mantuve una conversación con el general manager y se encabronó un poco por el hecho de que pudiera tener dudas sobre mi futuro. Me dio tranquilidad y me dijo que me recupere con tranquilidad para reaparecer cuanto antes. La verdad es que me ha servido para motivarme y estar con más ganas todavía de regresar.

Hablando de aspectos más positivos, ¿qué tal sus primeros pasos en la gélida Kaunas?

-Estoy súper bien y encantado. La ciudad me sorprendió muchísimo. Nosotros no la conocíamos mucho porque solo iba del hotel al pabellón las veces que la había visitado. Notaba que era pintoresca, pero nada más. Ahora pasado algo de tiempo, nos encanta. La parte céntrica, que es donde vivimos los jugadores del Zalgiris, está el pabellón y se encuentra la vida de Kaunas, es fantástica. Hay muchísimos lugares para recorrer, parques, zonas peatonales de tres kilómetros con bares, restaurantes, tiendas... La verdad es que es una ciudad muy linda que nos tocó ver de una manera distinta al comienzo. Cuando llegamos, es cierto que nos sorprendió bastante el hecho de que nadie llevaba mascarilla por la calle, todo el mundo hacía vida normal y había un clima espectacular, así que lo disfrutamos de pleno. Hoy en día, ya hace un poco más de frío y bajo cero (risas). En cuanto a la pandemia, la situación es preocupante porque los casos han subido de forma exponencial y estamos a punto de volver a la cuarentena. Aun con esto, estamos muy cómodos y contentos. La gente es muy servicial, todo el mundo habla el inglés en cualquier rincón y existe una gran variedad en cuanto a la comida.

¿Puede ser una experiencia similar a la de Vitoria en el sentido de que el baloncesto en Kaunas es una religión?

-Sí, por descontado. En Kaunas y creo que en el país en general, el baloncesto es algo sagrado. Es lo que los lituanos respiran y viven con gran pasión. Caminas por la calle y en cualquier parque o plaza hay una canchita de basket. Aquí no hay niños jugando al fútbol. El baloncesto es algo que les inculcan desde que nacen y ese amor se percibe. El ambiente del pabellón es una locura. Hemos llegado a jugar un partido en el Zalgirio Arena con la mitad del aforo y fue una experiencia muy linda. La mayoría de aficionados del país es del Zalgiris, pero tanto la liga lituana como la Euroliga la viven con una pasión desbordante.Su equipo rompió ante el Panathinaikos una mala racha de seis derrotas consecutivas, mientras que el Baskonia también sufre altibajos.

¿Qué espera mañana?

-Va a ser un partido muy interesante porque los dos equipos tienen bastante similitudes. Les gusta correr, son agresivos y se enfocan mucho en la faceta defensiva. Dadas las circunstancia de un entrenador nuevo y sin experiencia que venía de Estados Unidos y también los nuevos fichajes con todo lo que ello implica, el Zalgiris sorprendió a mucha gente al inicio de la temporada por lo bien que estaba jugando. Noviembre fue un mes duro en el que nos enfrentamos a varios de los rivales más duros de la Euroliga, pero el equipo se reagrupó en el último partido ante el Panathinaikos y está volviendo a ser lo que fue. Será un duelo interesante entre dos conjuntos que corren mucho. Del Baskonia se sabe que va muy bien al rebote ofensivo.

Vildoza está 'tocado' de la espalda y sufriendo mucho. ¿Habla con él?

-Sí, venimos dialogando a menudo y el pobre me cuenta que viene padeciendo mucho por los golpes.

¿Fue consciente hace meses de la pena que generó entre la afición su negativa a continuar en Vitoria?

-Sí, la verdad es que sí. A la gente del Baskonia la tengo bien guardadita en mi corazón. Siempre me ha mostrado su apoyo y eso es algo que nunca olvidaré. Lo que recuerdo con más cariño fue, al poco de romperme el cruzado un día que salí a caminar por Salburua con mi mujer y el perro, cómo la gente se me acercaba para darme su aliento. Es algo que jamás me había ocurrido en mi carrera y eso me sirvió para cerciorarme del enorme cariño que me tiene la gente. Soy consciente de que la afición sintió que no aceptara la oferta de renovación, pero también sé que entienden mis razones. Fue una decisión exclusivamente mía. Simplemente necesitaba un cambio de aires y venir a un lugar nuevo para seguir con mi carrera.

Aunque llegó a comentar que se había sentido un cero a la izquierda durante su recuperación, decisiones como la suya forman parte de este negocio y no hay que darle más vueltas, ¿verdad?

-Sí, seguro que sí. En el Baskonia podría haber sido este año un jugador importante. Ya antes de la lesión me sentía útil y venía con un muy buen bagaje, jugando bien y sintiendo las sensaciones que yo quería. Mi decisión de rechazar la renovación no pasaba por un tema de protagonismo dentro del equipo. Estoy seguro de que allí habría estado sensacional siempre, pero necesitaba un cambio a nivel mental. Quería estar en un vestuario nuevo, aires nuevos y energías más positivas alrededor mío. La decisión fue por ese lado.

"Mi nueva lesión no ha sido un golpe duro; hay cosas peores que no poder jugar, soy un bendecido de la vida"

"El Zalgiris se reagrupó en Atenas y está volviendo a ser lo que fue; son dos equipos con muchas similitudes"

"A la gente del Baskonia la tengo bien guardadita en mi corazón; nunca olvidaré su apoyo al andar por Salburua"