- Todos los contratos siempre tienen una letra pequeña y el que suscribió Pierria Henry con el Baskonia el pasado verano no escapa a esta regla no escrita implantada por muchos clubes para cubrirse las espaldas en el caso de que no estén satisfechos con la aportación de un jugador. El base americano procedente del Unics Kazan constituyó en su día una de las grandes apuestas de la dirección deportiva azulgrana de cara al proyecto de esta temporada y en su presentación oficial quedó despejada la incógnita de que el contrato se extendía por tres temporadas, es decir hasta junio de 2022.

Pues bien, según ha podido saber este periódico, dicho vínculo puede acortarse sobremanera y verse rescindido con bastante antelación. En concreto, al término de este mismo verano cuando el Baskonia, si así lo estima oportuno, podría acogerse a una cláusula de corte que incluyó hace un verano con el fin de no atarse por un largo periodo de tiempo a un director por entonces muy cotizado y por el que se interesaron muchos clubes pertenecientes a la aristocracia continental.

Lo cierto es que, tan solo un año después de su desembarco en Vitoria, el futuro de Pierria Henry y de otros integrantes de la plantilla con un caché muy por encima de la difícil coyuntura económica del club a partir de ahora se presenta de lo más incierto. La austeridad que presidirá el siguiente proyecto del Baskonia una vez finalice la grave crisis sanitaria obliga a meditar a fondo cada decisión y el base nacido en Virginia Occidental representa una de las principales patatas calientes encima de la mesa de Josean Querejeta.

Mucho más si se tiene en cuenta que el papel de Henry no ha estado a la altura de lo esperado en muchos tramos de la campaña ni se ha convertido en ese exterior predestinado a marcar diferencias. Pese a sus buenos números o su brillo en varios partidos, ha destacado casi más por su intensidad, su fogosidad en defensa o por subir el listón físico hasta unos límites insospechados para reducir a los bases rivales que por ser un virtuoso con el balón en sus manos, inyectar pólvora al ataque y dar sentido al juego posicional. Sus pérdidas le han lastrado en veladas que se han resuelto con una moneda al aire y el acierto de su controvertida muñeca también ha brillado por su ausencia desde la línea del 6,75, convertida en una especie de tortura para él tras verse flotado de manera descarada. Para colmo de males, Henry debió pasar por el quirófano y permanecer un mes de baja tras fracturarse los huesos de la cara. La relación calidad-precio tiene visos de inhabilitarle para cumplir un segundo año en Vitoria.

De momento, el Baskonia se halla inmerso en un periodo de reflexión consciente de que todavía quedan semanas de oro por delante en las que el bullicioso timonel norteamericano podría incluso reivindicarse -si el virus lo permite- y jugar sus bazas a la hora de conseguir algún tipo de traspaso. Como siempre sucede en estos casos, el uso de la cláusula para concretar el adiós de Henry supondría un coste económico para las arcas azulgranas en forma de indemnización, por lo que su futuro amenaza con convertirse en una partida de póker.

Tras dilatar el pasado verano su firma con el Baskonia debido al interés de última hora de dos franquicias de la NBA, Henry aún conserva un buen cartel en Europa. En caso de salir al mercado, podría recibir ofertas cuya cuantía sea de un importe similar a los emolumentos previstos los dos próximos años en Vitoria. Si no resulta posible renegociar a la baja las cantidades de su contrato, la entidad azulgrana también sopesa ya la idea de desprenderse de su ficha y tratar de pactar una rescisión amistosa que no sea gravosa a la hora de acometer la búsqueda de un recambio.

La apuesta del Baskonia por Henry resultó hace justo un año firme y muy importante en el plano económico. La confianza para extenderle un contrato de larga duración tenía otra justificación lógica como la posible búsqueda de un pasaporte comunitario que permitiera al club liberar una plaza de extracomunitario. Dicho objetivo no pudo hacerse realidad pese a sus contactos con varias federaciones europeas y su estatus actual todavía reduce más si cabe sus opciones de que continúe en Vitoria. Tan solo la obtención de un pasaporte FIBA, eso sí, podría cambiar un escenario que apunta hacia una salida. De cara a la temporada venidera, Luca Vildoza -con contrato en vigor hasta 2024- y Arturs Kurucs son dos piezas casi seguras en el timón y restaría por incorporar otro base de garantías.

Debido a la sustancial pérdida de ingresos que se prevé para el futuro, la conveniencia de liberar masa salarial cobra ahora una importancia capital en los despachos del Buesa Arena. Tras Shengelia, Granger y Janning, el sueldo de Henry es otro de los más pesados para un Baskonia consciente de que deberá atarse el cinturón si quiere evitar males mayores en un contexto de máxima incertidumbre debido al enorme destrozo causado por el covid-19. "Debemos ser visionarios", ha deslizado el director deportivo, algo que implicará el hecho de asumir riesgos con fichajes cuyos emolumentos sean mucho más modestos que los de este curso.

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En el torneo doméstico ha promediado unos buenos números (11,7 puntos, 3,6 rebotes y 4 asistencias), pero en Euroliga sus prestaciones han bajado (7,9 puntos, 3,6 rechaces y 3,4 pases de canasta). Antes del parón por el virus, estuvo un mes de baja tras sufrir varias fracturas en la cara.

El rendimiento ofrecido por el ex del Unics Kazan no ha satisfecho del todo en los despachos y hay serias dudas acerca de su continuidad

Henry ha lucido más por su fogosidad en defensa que por dar sentido al ataque o su pólvora anotadora, con una muñeca sospechosa