Vitoria - La primera fase de la Euroliga ha tocado a su fin y llega el momento de hacer el primer balance de la temporada. Sin duda alguna, la ausencia más llamativa en el Top 8 la representa un Olympiacos que era un fijo las anteriores temporadas en la eliminatoria previa a la Final Four, e incluso en ese gran evento final, y que esta campaña se ha venido abajo con una segunda vuelta lamentable que ha echado por tierra sus aspiraciones. El nuevo proyecto encabezado por David Blatt ha ido perdiendo forma con el correr del curso -en la decimonovena jornada llevaba doce victorias y parecía destinado a pelear por ser cabeza de serie- hasta caer con estrépito en el esprint final. Los nombres que atesora la plantilla del club de El Pireo asustan, pero no han sido capaces de encontrar soluciones colectivas a la bajada de rendimiento de un Vassilis Spanoulis que, lesionado, se perderá lo que queda de campaña y que al borde de los 37 años ya no es el jugador decisivo que condujo a los rojos a dos títulos.
Si la eliminación del Olympiacos ha sido sorprendente, como tal debería clasificarse la eliminación del Armani Milan de no ser porque el equipo italiano es un habitual en estas lides y va de fracaso en fracaso. Esta temporada al menos ha competido hasta el final por clasificarse, no como otros años, pero su serie final de cuatro derrotas le ha dejado fuera del Top 8 después de hacer un desembolso colosal -su presupuesto supera ampliamente los veinte millones de euros- para construir un equipo en torno a un Mike James que ha sido líder estadístico pero no espiritual. En la misma línea se puede hablar del Khimki de Aleksey Shved, durante meses lesionado y con unos registros individuales que se quedan en humo si luego se comprueba su incidencia sobre el parqué. Otro club con una inversión importante que ha vuelto a fracasar es el Maccabi, que con este sistema de competición no logra el brillo que tuvo antaño.
En el otro lado de la balanza, el positivo, hay que situar la segunda presencia consecutiva del Zalgiris de Sarunas Jasikevicius entre los ocho mejores a pesar de que los lituanos manejan uno de los presupuestos más modestos (en torno a diez millones de euros). Nadie esperaba una segunda sorpresa verde, pero Saras ha evidenciado que en los banquillos va a ser incluso mejor de lo que lo fue sobre el parqué. Por su parte, uno de sus maestros, Svetislav Pesic, ha conseguido recuperar el sitio natural del que el Barcelona se había visto descabalgado, mientras que su rival en la antesala de la Final Four, el Efes, ha firmado hasta la fecha uno de sus mejores años. - B. Mallo