vitoria - Al vacío. Ese fue el método elegido ayer por el Kirolbet Baskonia para manufacturar su primera victoria liguera de la temporada. Y lo ejecutó a la perfección. Porque el combinado de Pedro Martínez consiguió encerrar a su adversario en una cápsula hermética de la que, sin la más mínima piedad, fue extrayendo progresivamente todo el oxígeno que había en su interior hasta provocarle una inevitable y dolorosa muerte por asfixia. De nada sirvieron los intentos de escapar de un Tecnyconta Zaragoza que trató por todos los medios de encontrar una mínima rendija con la que llevar algo de aire a sus pulmones. Cada uno de estos arreones le dejaba aún más exhausto, para convertirlo en un atractivo juguete en manos de un Baskonia que en cuanto atisbó la debilidad de su presa se lanzó como el letal depredador que aspira a ser a su yugular. Ni siquiera cuando en los minutos finales el encuentro estaba ya decidido se permitió la escuadra de Zurbano rebajar la intensidad de su mordisco.
Claro que para poder presenciar esta exhibición azulgrana fue necesario esperar veinte minutos. En concreto, los correspondientes a los dos primeros cuartos del encuentro. Porque lo cierto es que la imagen que mostró el Kirolbet hasta el descanso distó bastante de la que hizo disfrutar a la afición en la reanudación. En esa fase, el conjunto vitoriano se movió a tirones, dibujando su juego una gráfica de dientes de sierra demasiado irregular. Por momentos daba la sensación de estar a punto de romper el encuentro con destellos de algunos de sus hombres -especialmente los interiores- pero, a renglón seguido, caía en una especie de letargo en el que encadenaba varios errores consecutivos. Una falta de continuidad e intensidad que aprovechaba el Zaragoza para mantener el resultado bajo control. De esta manera, se llegó al descanso con el Tecnyconta cosido (41-40) a un Baskonia incapaz de mantener una velocidad de crucero lo suficientemente alta.
El paso por los vestuarios, sin embargo, le sirvió para encontrar el rumbo. Así, la primera acción del tercer cuarto se convirtió en una perfecta declaración de intenciones de la tormenta que se venía encima del conjunto de Porfin Fisac. Cuando apenas habían transcurrido unos segundos y sus pupilos aún seguían fríos, los baskonistas saltaron como perros de presa para ejecutar una presión sorpresa que logró apagar las luces de sus oponentes. Fue solo la primera de las incontables oportunidades en las que se pudo ver repetida esta acción hasta la conclusión de la contienda. Cada saque de fondo o de banda se convertía en una auténtica pesadilla para un Zaragoza que, en la mayoría de las ocasiones, terminaba por perder la posesión o, en el mejor de los casos, realizar un mal tiro a la desesperada.
Las consecuencias de semejante tortura no tardaron en hacerse evidentes y, en un abrir y cerrar de ojos, el duelo quedó visto para sentencia. Con Poirier y Shengelia como principales estiletes ofensivos en el arranque de este festival y el perfecto acompañamiento de unos brillantes actores secundarios tanto en el esfuerzo defensivo como a la hora de hurgar en la herida del Tecnyconta, el conjunto aragonés se encontró con un contundente 18-0 en contra que, evidentemente, le dejó completamente noqueado en la lona del Buesa Arena. Y el castigo pudo haber sido todavía más duro para el Zaragoza si en los más de cinco minutos que estuvo sin anotar el Baskonia no hubiese desperdiciado varios tiros libres y fallado un par de canastas fáciles producto de la relajación que empezaba a hacer acto de presencia.
Al final este tercer cuarto concluyó con dieciséis puntos de renta para un conjunto local que, pese a tener el triunfo ya en el bolsillo, optó por mantener la misma intensidad hasta la conclusión del duelo. Es solo el primer paso del largo camino que deberá recorrer durante la temporada pero sin duda también una buena base sobre la que seguir construyendo.