vitoria - Al calor del Buesa Arena, el Baskonia confía esta noche (21.00 horas) en asestar el primer zarpazo al Barcelona y allanar el camino hacia la que sería su octava final de la historia en la ACB. Ocho precisamente también son los años que la silueta azulgrana no se vislumbra en el asalto definitivo que sirve para dilucidar la identidad del monarca liguero. Posiblemente sean excesivos para un club que, tras dejar atrás una de las épocas más tormentosas, vuelve a aspirar a lo máximo y quiere rememorar los éxitos de la década pasada cuando cosechó tres coronas e inmiscuyó su figura en otras tantas finales.

Aun a sabiendas de que el Barcelona será un hueso muy duro de roer tras la mejoría experimentada después del adiós de Sito Alonso, sopla el viento a favor a la hora de que el Kirolbet pueda hacer realidad este objetivo. Su sólida candidatura está sustentada en la ventaja de campo, el mayor descanso del que ha dispuesto en comparación con su rival, menos fresco y angustiado hasta el último momento debido al admirable intento de insurgencia protagonizado por el Andorra en cuartos, o su mejor estado físico.

Salvo milagro de última hora, Svetislav Pesic no podrá contar en los primeros duelos de esta serie con el jugador que insufla más carácter al grupo (Pierre Oriola) ni tampoco el polivalente Pau Ribas, sumido en uno de los momentos más dulces de su carrera y el hombre encargado de suministrar oxígeno a otro exbaskonista Thomas Heurtel en la dirección. Pues bien, el polivalente base-escolta catalán sufrió el pasado viernes una pequeña lesión muscular -la rotura ha quedado descartada- que está por ver si le permitirá vestirse de corto en la doble confrontación prevista en tierras alavesas.

Esta primera entrega tiene visos de marcar tendencia en una serie que vuelve a su formato original, es decir al mejor de cinco, y avivará la rivalidad entre dos conjuntos que ya se han medido esta temporada hasta en cinco ocasiones. El balance es favorable por escaso margen (3-2) al Kirolbet, que sin embargo perdió la batalla más dolorosa de todas en la pasada edición copera. Los síntomas que ambos protagonistas emitían por entonces eran similares a los de ahora con un favoritismo decantado hacia los de Pedro Martínez. Sin embargo, ocurrió lo que ocurrió, un desencanto absoluto, y conviene haber aprendido la lección de aquella amarga experiencia en el Gran Canaria Arena de Las Palmas.

mayor exigencia El Barcelona acaba de emitir síntomas de vulnerabilidad ante un combativo MoraBanc, pero ello no debe redundar en ningún tipo de confianza. Porque difícilmente se topará el Baskonia con tantas facilidades como las ofrecidas en la anterior eliminatoria por el Unicaja, escaso en cuanto a amor propio o identidad como colectivo. La lógica invita a pensar que el listón de la exigencia se elevará en esta ocasión varios centímetros para la formación azulgrana, obligada a minimizar a una espina dorsal culé integrada por Thomas Heurtel, Adam Hanga y Ante Tomic. Tampoco se puede minusvalorar al silencioso finés Petteri Koponen, muy mejorado respecto al inicio de curso.

Pese a los problemas físicos de Jayson Granger o Toko Shengelia, anida la impresión de que la estabilidad, regularidad y solidez del Kirolbet son mayores que las de su adversario en este tramo de la temporada. Sin embargo, esa aparente superioridad deberá plasmarse sobre la cancha de Zurbano. Donde no lleguen las fuerzas, el juego o la ilusión, ahí deberá aparecer el imprescindible aliento del sexto jugador con el fin de mantener a buen recaudo la providencial ventaja de campo. Tal y como quedó comprobado la pasada temporada en el asalto inaugural de la semifinal ante el Valencia Basket, cualquier desliz en casa podría tener consecuencias traumáticas de cara al pasaporte para la final.

Como sucede en estos casos, sobre las premisas de una poderosa defensa, especialmente a la fuente de alimentación (Heurtel) y al faro interior (Tomic) de los catalanes, un eficiente control de los tableros y una buena circulación de balón en ataque deberá edificar el Baskonia un triunfo que sirva para alimentar su autoestima como colectivo. Nada estará ganado o perdido tras el encuentro de esta noche, pero debutar con buen pie en semifinales se antoja básico para que los fantasmas del pasado no vuelvan a resucitar.