- Casi tres meses después, el Baskonia degustó otra vez el amargo sabor de la derrota en la ACB. Demasiados dientes de sierra en su rendimiento como para optar a la victoria en la Fonteta, donde se diluyó sin miramientos en un último cuarto rebosante de imprecisiones, desatenciones en el rebote y espesura en ataque. Pese a sus sensibles bajas, el Valencia Basket le hincó el diente con dos sólidos baluartes en las figuras de un Dubljevic imperial bajo los tableros y Van Rossom, amo y señor del tempo. La cojera del pívot serbio no fue óbice para que originara una escabechina en las inestables filas azulgranas. Queda el consuelo de que un providencial triple de Janning evitó que la velada fuera si cabe más traumática. El triple del estadounidense desde casi diez metros deja igualado el average entre ambos conjuntos. Con la salvedad de que el conjunto vitoriano afrontará a la vuelta de la esquina un diabólico cruce de cuartos en la Euroliga y su rival directo carece ya de obligaciones continentales.

En un partido extraño a más no poder donde las idas y venidas de ambos contendientes resultaron incomprensibles, el Valencia terminó siendo más solvente y compacto que un Baskonia abandonado por sus principales referentes, falto de respuestas desde la dirección y que tuvo en Poirier a un faro insuficiente para conquistar una de las plazas más difíciles de la ACB. Faltaron hechuras a nivel colectivo y también el toque de distinción de los hombres más desequilibrantes. El aciago día de Beaubois -eliminado antes de tiempo- y Shengelia, protagonista negativo en el epílogo con sus errores desde la personal- arrastró al equipo vitoriano hacia una justa derrota que complica sobremanera el trayecto hacia el segundo puesto de la fase regular.

Pese a que Pedro Martínez puso esta vez toda su artillería en el cinco inicial, el Baskonia se topó en los albores con un anfitrión desatado desde la línea del 6,75 y con Dubljevic dominador bajo los tableros. Ese inquietante 19-8 dejó entrever las intenciones de un Valencia muy disminuido tras confirmarse finalmente la ausencia de Pleiss, pero el equipo vitoriano se rehizo de forma notable con el paso de los minutos. Una prodigiosa entrada azulgrana de segundo cuarto, con Vildoza como maestro de ceremonias, alteró por completo los acontecimientos y propició incluso los primeros pitos de la Fonteta hacia los suyos. Dos triples del argentino, confirmado ya como una magnífica realidad, alumbraron la reacción de un Baskonia que subió al máximo el listón de la intensidad, abrió numerosas vías de agua en el sistema de contención taronja y extendió el terror en la cancha del vigente monarca liguero con un parcial de 5-24.

En realidad, la velada de asemejó a una montaña rusa de emociones. Ambos equipos estuvieron reñidos con la continuidad y fueron incapaces de enhebrar minutos de un sólido baloncesto. El desplome de uno casi siempre coincidió con una pletórica racha del otro. Pese a estar contra las cuerdas o fiar su suerte en muchas ocasiones a la ruleta rusa del triple, el Valencia aprovechó una monumental pájara alavesa -casi cuatro minutos sin anotar- para llegar al intermedio con sus esperanzas intactas.

Pedro Martínez volvió a sacrificar a Shengelia e insistir en su planteamiento de dos hombres altos en la zona, algo que cerró todos los caminos hacia el aro a un Valencia errático y huérfano de equilibrio cuando Dubljevic debía tomar oxígeno en el banquillo. El cuadro levantino también realizó concesiones desde el tiro libre, pero ello no fue óbice quedar descartado de la pelea tras un postrero triple de Van Rossom al final del tercer cuarto.

Cuando más propicio estaba el partido para endosar una estocada al anfitrión, el Baskonia perdió los papeles, sufrió la mortífera pegada de Van Rossom desde la larga distancia y encajó un parcial de 14-0 que le dejó muy tocado. Las tablas del belga contrastaron con las dudas de Vildoza y Huertas. El buen hacer y los rebotes ofensivos de Dubljevic representaron la puntilla definitiva. Aún habrá que remar de forma denodada para certificar el segundo lugar.

Dientes de sierra. El Baskonia firmó excesivas desconexiones en la Fonteta y terminó siendo un grupo menos compacto que un diezmado Valencia Basket, sostenido por un imperial Dubljevic y con una sobria versión de Van Rossom al frente del timón. Una monumental pájara entre la recta final del tercer cuarto y el inicio del último resultó mortal de necesidad.

Errores de bulto. La ternura defensiva en ciertas fases del choque, las desatenciones en el rebote y el día muy irregular de los hombres con más talento (Shengelia y Beaubois) constituyeron una losa en tierras levantinas. Queda el consuelo de que un triple de Janning permitió igualar en el último momento el ‘basket average’.

El elemento azulgrana más sólido en la Fonteta. Pese a perder la batalla con un majestuoso Dubljevic, firmó una notable actuación. Poderoso en ataque con canastas de bella factura.