vitoria - Desde que arrancó la temporada el juego del Baskonia ha tenido prácticamente en todas sus comparecencias una piedra angular sobre la que se ha construido. Esa base sobre la que se ha asentado está encarnada en la menuda figura de Shane Larkin que, desde su posición de timonel de la tripulación, se convirtió en el hilo conductor perfecto para encontrar en cada momento lo más beneficioso para el colectivo. Sin embargo, esta serie de cuartos de final ante el CSKA ha destapado una versión desconocida del estadounidense. El conjunto ruso ha sido capaz en las tres confrontaciones de cortocircuitar las conexiones del americano, condenándole a un papel mucho más residual de lo habitual, lo que, evidentemente, ha supuesto un gran lastre para el combinado azulgrana.

El encuentro de ayer, desgraciadamente, no fue una excepción y durante la mayor parte del mismo Larkin estuvo muy apagado, extremadamente lejos de su nivel habitual. Desacertado en la dirección, sin anotar y con problemas de faltas personales, el director de juego se pasó buena parte del primer periodo en el banquillo y tras el descanso tampoco fue capaz de mejorar su aportación. Pese a mantenerse en pista más tiempo, prosiguió sin encontrar el norte.

Pero si algo ha dejado claro durante su estancia en Vitoria es que nunca vuelve la cara a un desafío por mal que le estén yendo las cosas y que siempre se puede esperar una reacción positiva por su parte. Y, cuando peor pintaba el encuentro, esta también llegó ayer. La lástima es que tuvo lugar demasiado tarde ya. Sobre todo, porque los colegiados no señalaron la falta personal de Kurbanov sobre su lanzamiento triple en el último segundo que habría supuesto la posibilidad de lanzar tres tiros libres para darle la vuelta al marcador y dejar la victoria en casa.

Pese a ello, nadie puede negarle su esfuerzo final. Y es que el estadounidense anotó once de los trece puntos con los que acabó el encuentro en los últimos 98 segundos de la contienda. Cuando el marcador reflejaba un 77-86 prácticamente imposible de levantar el pequeño base baskonista tiró de épica para buscar la gesta. En ese tiempo fue la única fuente de anotación del cuadro vitoriano con dos triples, una canasta de dos puntos y tres tiros libres que permitió al Baskonia cumplir que parecía establecido para esta serie. Continuar nadando para terminar ahogado en la orilla.

Maniatado. El CSKA ha conseguido controlar a Larkin durante toda la serie, provocando que haya estado muy por debajo de su nivel habitual.

Falta clara. Los colegiados no señalaron la falta de Kurbanov en el último segundo a su tiro triple.

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Puntos anotó Larkin en los últimos 98 segundos del encuentro, siendo el único baskonista capaz de anotar en ese apasionante final. Hasta entonces, únicamente había logrado una canasta más, estando muy por debajo de su nivel.