vitoria - Es la última oportunidad para evitar un desenlace temido por muchos desde aquella fatídica derrota ante el Zalgiris que deparó un cruce envenenenado ante el rival que nadie quería ver ni en pintura. Ni la notable trayectoria del Baskonia en la presente Euroliga ni las dos grandes actuaciones protagonizadas la semana pasada en el Megasport Arena de Moscú merecen una despedida tan prematura. El CSKA, curtido en mil batallas, con numerosas cicatrices en el cuerpo tras alcanzar casi todas las Finales a Cuatro en los tres últimos lustros y cuya plantilla está curada de espantos, debería sentirse esta noche intimidado en la caldera del Buesa Arena si el equipo vitoriano aspira, al menos, a forzar un cuarto partido que prolongue la incertidumbre de una eliminatoria teñida hasta ahora de color rojo por detalles muy puntuales.

Con el orgullo herido tras dos cornadas encajadas casi sobre la bocina pero también la esperanza de que el factor pista le permita colocar la primera piedra de la remontada y el viento de la siempre controvertida actuación arbitral ante los moscovitas sople esta vez a favor, el Baskonia se agarra al calor de su sexto jugador para doblegar a un gigante vulnerable por lo visto ahora. En los dos últimos enfrentamientos ante el CSKA en este mismo play off de cuartos, siempre ganó el tercer encuentro y aquí radica la posibilidad de que renazcan buena parte de las esperanzas que se evaporaron en esos últimos instantes de los dos primeros asaltos.

Dado su importante colchón, el cuadro dirigido por Itoudis no estará posiblemente tan hambriento de gloria ni mostrará la misma ambición en pos de la victoria que un anfitrión cuya previsible excitación está por ver si será de gran ayuda o, por contra, un lastre pesado durante toda la noche. Y es que controlar la perniciosa ansiedad derivada del demoledor 2-0 en contra y abstraerse del arbitraje -la Euroliga ha designado a una terna de sobrada veteranía a estos niveles con el serbio Ilija Belosevic a la cabeza, flanqueado por el italiano Carmelo Paternico y el esloveno Matej Boltauzer- se perfila como el punto de partida para someter al CSKA. Con dos extraterrestres que no han mostrado todavía todo su potencial, sobre todo Nando De Colo, no hay equipo en el Viejo Continente que mejor sepa penalizar los errores ni aprovechar un posible exceso de revoluciones en el bando rival. Debería surgir del vestuario un Baskonia con rabia y sangre en los ojos pero también con inteligencia y un punto de serenidad que serán básicas.

En espera del criterio arbitral, tradicionalmente siempre menos riguroso con el local, la del Baskonia debe ser hoy una furia controlada que no propicie salidas de tono. Tocará hablar tan solo en la cancha y dar continuidad a las ráfagas de notable baloncesto desplegado en Moscú. Ya se encargará la afición de meter presión y crear una atmósfera insoportable para un CSKA que, eso sí, difícilmente se dejará intimidar dada la experiencia que acumulan todos sus hombres al más alto nivel. Se ha ganado el maratoniano azulgrana el derecho a soñar con su sexta Final Four, pero de lo que no hay duda es que el objetivo de batir tres veces seguidas al vigente campeón de Europa se presenta repleto de obstáculos. De hecho, nadie lo ha conseguido en la historia de la máxima competición desde que se estirase este cruce al mejor de cinco encuentros. Un reto más para un Baskonia que quiere aliarse con la épica para forjar un imposible.

Precedentes. El Baskonia supo ganar el tercer partido de la serie las otras dos ocasiones que se midió al CSKA en este ‘play off’.

Imagen de Moscú. Nadie ha sido capaz de poner en tantos aprietos al vigente campeón en esta temporada. Por pequeños detalles se escaparon las dos victorias en el Megasport Arena.

Hambre y sexto jugador. La notable trayectoria continental no merece una despedida tan prematura y la afición debe ejercer el miedo escénico esperado.

Vulnerable rival. Nadie cuestiona el talento del CSKA, pero ha dejado sombras en muchas facetas en la presente Euroliga.