vitoria - Todavía resuenan en los oídos del baskonismo los ecos de los incontenibles gritos de celebración de los triples de Blazic que certificaron el enorme triunfo en el feudo del Real Madrid en la noche del martes. Una sensación que a más de uno le gustaría conservar y revivir durante unos cuantos días pero que van a tener que aparcar a la fuerza. Porque el nuevo formato de la Euroliga que se estrena este curso no entiende de pausas ni de treguas y apenas cuarenta y ocho horas después de esa cita pone sobre la mesa otra batalla de la máxina exigencia.
En esta oportunidad, al menos, el combinado vitoriano contará con la pequeña ventaja de que el encuentro se dispute al calor del Buesa Arena. Una ayuda que sin duda será muy bien recibida ya que la entidad de su adversario le obligará a emplearse de nuevo al máximo de sus posibilidades para poder salir airoso del envite.
Se trata nada menos que del Olympiacos griego que, una vez más, se presenta como uno de los ogros de la competición. De la mano del incombustible Spanoulis, vuelve a ser ese invitado incómodo al que nadie quiere tener en su salón. Con una solidez granítica para aferrarse al partido sean cuales sean las circunstancias del mismo y la calidad de sus piezas estelares, la escuadra helena será un exigente examinador para el Baskonia.
En un duelo, eso sí, que estará marcado inevitablemente por el cansancio acumulado por ambos protagonistas. Esta es la primera semana de las cinco que marca el calendario en la que los conjuntos de Euroliga deben asumir un doble esfuerzo -al margen del de su propia competición doméstica- y la manera en la que sean capaces de gestionar ese desgaste será una de las claves para la suerte de la contienda.
Al margen de la incógnita de saber cómo absorberá este sobreesfuerzo, por parte vitoriana se mantiene también la que hace referencia al estado de sus jugadores lesionados. Tanto Bargnani como Beaubois serán evaluados “día a día” aunque, a priori, parece bastante complicado que puedan ser de la partida esta noche en el Buesa.