vitoria - No es momento ya de maldecir la estrepitosa actuación ante el Unicaja y sí de orientar la vista hacia el frente ante la magnitud y trascendencia del siguiente compromiso. Hay demasiado en juego mañana en el Buesa Arena como para reprochar a Velimir Perasovic y sus chicos el aciago papel en el que ha supuesto de largo el partido más decepcionante de la actual temporada.

Toca pasar página y concentrar los cinco sentidos en la visita del Barcelona, un ejército interminable que pese a su escaso botín lejos del Palau -solo ha facturado la agónica victoria en el Barclaycard Center de Madrid- inspira respeto apreciado el inestable rendimiento azulgrana de los últimos tiempos. El aterrizaje del ogro culé entraña grandes alicientes a nivel clasificatorio. Es el partido llave para abrir la puerta a un éxito impensable.

Y es que los alaveses podrían certificar matemáticamente esta semana el pasaporte hacia el Top 8. Un registro de un valor incalculable si se tienen en cuenta las bajas expectativas con que amaneció el presente ejercicio o las millonarias inversiones de otros rivales directos.

Las cuentas ya le salen al conjunto vitoriano a falta de tres jornadas para la clausura de la segunda fase de la Euroliga. En caso de batir a los culés, deberá prestar atención a lo que suceda en otras dos canchas para celebrar el éxito: concretamente el Brose Arena y La Paz y la Amistad. Con un único resultado favorable para sus intereses, hará realidad tres años después el retorno a la eliminatoria previa a la elitista Final a Cuatro de Berlín.

El mejor aliado debería ser por pura lógica el todopoderoso CSKA, que buscará consolidar su liderato de grupo con un triunfo ante el Brose Baskets que de paso clasificaría matemáticamente a los alaveses. Si los rusos no plasman su superioridad, la segunda opción parece algo más complicada. Y esta pasa por la victoria a domicilio de un titubeante Real Madrid ante el Olympiacos, deseoso de subirse al último tren que le ofrece el calendario para acercarse a su objetivo de Top 8.

el peligro del olympiacos Claro que el escenario dejaría de ser tan idílico como en la actualidad si el Baskonia cede ante el Barcelona y, además, lo hace por una diferencia superior a los tres puntos con que solventó la ida en el Palau Blaugrana (78-81). En ese caso, la tropa azulgrana no solo perdería momentáneamente la segunda plaza de grupo sino que también vería en peligro el billete para los cuartos de final. Especialmente si el Olympiacos se impone al Real Madrid.

Al Laboral Kutxa no le conviene bajo ningún concepto algún doble, triple o hasta cuádruple empate que también salpique a los rocosos griegos. Dado que cayó en el doble enfrentamiento ante los de Sfairopoulos, se contabilizarían las victorias entre los implicados y obviamente los vitorianos tendrían casi todas las de perder. De ahí que su derrota de hace dos jornadas ante el Bamberg fuese un regalo caído del cielo. Otro aspecto que alienta el optimismo es el duro calendario que le espera al Olympiacos, quien deberá jugar en Moscú ante el Khimki y recibir en la última jornada a un CSKA, eso sí, con elevadas probabilidades de presentarse en El Pireo con los deberes hechos.

Pese a sus tres tropiezos de una tacada, el optimismo se fundamenta en que el Baskonia sigue dependiendo de sí mismo tras protagonizar una excelente trayectoria en el Top 16. Salvo hundimiento y una serie de resultados rocambolescos, podría valer una única victoria en los tres próximos partidos ante Barcelona, Real Madrid o Bamberg. El problema estriba en que el bajón en su rendimiento está siendo tan acentuado que algunos ya empiezan a ver las orejas al lobo olvidando todo lo bueno realizado hasta la fecha.