Bilbao- Alfonso Reyes (Córdoba, 19-IX-1971) preside desde hace un par de años la Asociación de Baloncestistas Profesionales, que trata de reconducir las relaciones de los jugadores con los clubes y la ACB en tiempos de crisis y de polémicas que afectan a la credibilidad del deporte de la canasta. Desde la posición de pívot, desarrolló su carrera en Estudiantes, Real Madrid, Paris Saint Germain, Unicaja y Breogán, fue internacional y, aún así, tuvo tiempo de completar la carrera de Ingeniería. Por eso, incide en la importancia de la formación integral del deportista.

Estuvo en Euskadi para hablar de la gestión del talento. En este caso, gestionar es descubrir, dirigir, orientar...

-Sí, y también jugar. Porque el talento que no puede expresarse en la cancha no sirve para nada. Los talentos surgen o florecen en la cancha y no pueden quedarse por el camino. Los jóvenes talentos tienen que formarse y desarrollarse con buenos entrenadores, pero luego ese trabajo debe reflejarse en los equipos profesionales.

Este proceso debe empezar bien temprano.

-Desde que se empieza a jugar. Los entrenadores son también formadores, educadores y un pilar importante en el desarrollo del joven, tanto como el colegio o el núcleo familiar. Un jugador debe formarse como deportista y persona para que cuando llegue arriba sepa dónde ha llegado y también qué va a pasar cuando deje de estar ahí y esté preparado para ello.

En el proceso de formación del deportista, ¿cuál es el papel de los padres?

-Para mí, es fundamental. Lo digo por mi experiencia y la de otros compañeros que he tenido. Tu entorno familiar marca, te pone la luz en el camino y te guía. Que los niños jueguen y se diviertan es importante porque uno de los pilares de la formación puede ser el juego, el deporte.

Habla de llegar arriba. ¿En estos tiempos es más complicado llegar a ser profesional que en su época?

-Bueno, va por ciclos. Parece que ahora hay varios clubes, no sé si por convicción o por necesidad, que están apostando por jugadores jóvenes. Pero es el único camino para que salgan esos talentos, los aficionados puedan seguir la evolución de jugadores que conocen desde jóvenes y puedan tener una referencia que les haga interesarse por el baloncesto.

¿La gestión del talento es más complicada en tiempos de crisis?

-No debería serlo. Siempre va a ser rentable sacar gente de cantera, en tiempos de crisis o de bonanza, porque siempre va a dar réditos.

Usted hizo una carrera a la vez que jugaba al baloncesto. Ahora parece que a muchos jugadores las circunstancias les han puesto en la posición de tener que elegir.

-No es necesario elegir. Yo compaginé las dos cosas y creo que es algo que se puede hacer. Yo soy muy pesado en todas mis visitas a los equipos y reitero que el jugador, una vez que ha consolidado ese talento primigenio en la élite, debe empezar a pensar en el futuro. A ese futuro se llega mucho mejor si estás formado.

Ahora también el jugador tiene muchas más opciones -la NBA, la NCAA, salir a Europa- como alternativas a la ACB, que no debería ser el objetivo de muchos.

-No tendrían por qué irse a otro lugar si aquí se les diera la oportunidad. Hay espacio suficiente, pero hay que apostar por ello.

Los problemas económicos, el hecho de que haya bajado el nivel salarial, pueden llevar al deportista a pensar si le merece la pena ser profesional. ¿Cómo está el baloncesto en cuanto a los impagos?

-Esta temporada parece que estamos mejor que otras, pero estamos muy vigilantes. Todavía algunos clubes se retrasan, algo que no entendemos si se hace por sistema. Vamos mejor, pero toco madera. De todas formas, en la Asociación contamos con un importante fondo de garantía que cubre todo tipo de contingencia.

¿El actual marco de contratación les satisface?

-Lo que pretendemos es que haya un mayor identificación del aficionado con los equipos. No solo con el local, sino con el global de la competición. Eso solo se consigue con jugadores formados aquí o con extranjeros que lleven tiempo en un equipo. La rotación continua de jugadores va en contra de eso. Al final, la selección es el motor del baloncesto y para eso hace falta tener talentos que afloren en la ACB.

El momento actual, con tanta oferta para el jugador, favorece precisamente ese trasiego. Es un poco una pescadilla que se mueve la cola.

-No, tiene por qué. Se puede mantener una plantilla durante cierto tiempo sin que sea necesariamente muy costosa. Mezclar jóvenes y veteranos con arraigo sería una buena opción, aunque eso ya es una labor de los directores deportivos en la que no nos metemos. Pero sí pensamos que esa identificación es imprescindible para que el producto baloncesto sea atractivo y recupere el interés. Nadie duda de la calidad de nuestra liga, pero hay que proteger ese talento ante competiciones que vienen pegando fuerte. No podemos pensar en solo en el presente porque eso sería pan para hoy hambre para mañana.

Los líos continuos en que está envuelto tampoco ayudan a mostrar una imagen positiva del baloncesto.

-No, eso está claro. En la polémica entre la Euroliga y la FIBA, nosotros abogamos por los méritos deportivos. Y eso vale para las competiciones europeas como para la propia Liga ACB. Ahora estamos en la incertidumbre de saber qué es lo que va a pasar, sobre todo por los equipos que disputan competiciones europeas, cómo va a quedar el calendario y cómo va a afectar a los jugadores.