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Castigos y ‘olvidos’. Seguro que al técnico croata no le gustó nada la actitud de ciertos componentes de su plantilla a tenor de cómo repartió los minutos en tierras donostiarras. Un errático Adams cedió pronto el bastón del mando a James, mientras que jugadores de la segunda fila como Corbacho e Ilimane también purgaron su falta de contundencia defensiva con una buena ración de banco.

donostia - El Baskonia quiso llevarse ayer la victoria de Illumbe sin bajarse del autobús y estuvo a punto de amargar las Navidades a sus aficionados, que no dieron crédito en muchas fases de la velada al admirable intento de rebelión del GBC mientras la tropa de Perasovic sesteaba y se dejaba llevar hasta unos límites insospechados. Con la ley del mínimo esfuerzo, ya no se gana a casi nadie. Ni siquiera a un colista de la ACB todo corazón y pundonor que pretendía dar continuidad a su resurrección del pasado sábado en Tenerife. Perasovic alertó en la previa acerca de los peligros de levantar el pie del acelerador, pero sus pupilos no captaron muy bien el mensaje. Alguno de ellos como Adams tuvo una merecida ración de banquillo y hombres de la segunda fila obligados a reivindicarse como Corbacho o Ilimane Diop desperdiciaron una nueva oportunidad ante su incapacidad a la hora de prender la mecha en defensa y endurecer a un equipo de lo más tierno en tierras donostiarras.

A falta de 46 segundos, y tras una rigurosa antideportiva señalizada a Tillie, el GBC dispuso de un balón para estrechar más si cabe un marcador ya inquietante de por sí (81-85). Lawrence penetró a canasta, pero su bandeja fue repelida por el aro y el posterior contragolpe derivó en un fulminante mate de Hanga que puso fin al sufrimiento. Quedaba certificada entonces la novena victoria de la temporada en un derbi descafeinado que arrancó con un gran desacierto en ambos bandos y terminó convertido en una guerra de francotiradores. Con Causeur, James y Bourousis como maestros de ceremonias, pegó más fuerte y fue más efectivo un Laboral Kutxa cuya superioridad debió ser mucho más contundente. La resistencia y el corazón del GBC resultaron admirables pese a sus sangrantes limitaciones o que sus dos recientes incorporaciones (Agbelese y Landry) apenas se dejaron sentir.

Consciente de lo que se avecina en próximas fechas y que necesita economizar esfuerzos ante el desafío que representa el Top 16 de la Euroliga, el Baskonia dio la sensación de querer superar esta hoja del calendario sin apenas despeinarse. Si no acabó sonrojado, obedeció al oficio de los siempre estables Bourousis y Causeur, la temperatura atlética de Hanga, la brega de Blazic y los misiles de James al inicio del último cuarto. En cambio, fue un conjunto desbordado una y otra vez en defensa, que elevó a la categoría de internacional a Txemi Urtasun y también permitió que otro jornalero como Grimau, un exterior de relleno durante su año de militancia en Vitoria, disparase sus dígitos. Las alarmas rojas se encendieron al inicio del tercer cuarto cuando sendos triples de Wear y del navarro, este último más adicional, colocaron el 53-47 en el marcador.

Porf Fisac, obligado a innovar y hacer algo diferente para enmascarar la inferioridad del GBC, plantó a sus pupilos en diferentes defensas zonales cada vez que Hanga se mantenía en pista. Sin embargo, lo que realmente ayudó al técnico segoviano fue el hecho de que compareciese en Illumbe un Baskonia vulnerable y completamente irreconocible. Demasiado autocomplaciente y varios peldaños por debajo de su intensidad habitual, consintió unas licencias asombrosas al colista de la ACB. Su laxitud tocó fondo en un segundo cuarto de brazos caídos donde encajó la friolera de 29 puntos. Del suspenso generalizado en varias fases se libraron únicamente Blazic y Causeur. El esloveno, estelar nuevamente en su rol de cancerbero sobre el base rival, fue el único que inyectó algo de dureza a un equipo de veraneo. La puntería exterior del francés, por su parte, también ahorró graves disgustos.

Finalmente se impuso la lógica y el Laboral Kutxa salió victorioso de la pista guipuzcoana. El billete para la Copa del Rey podrá certificarse de forma virtual este domingo ante el Fuenlabrada, aunque el reto de Perasovic es devolver al plantel la alegría, la intensidad y la regularidad detectadas en los albores de la temporada. Estas desconexiones pasan desapercibidas ante determinados rivales modestos, pero nadie duda de que serán mortales de necesidad ante cualquiera de los voraces compañeros de baile en la segunda fase de la Euroliga.

Con los brazos caídos. Emergió una de las versiones más laxas del Baskonia en la presente temporada. Los vitorianos quisieron ganar sin bajarse del autobús y con la ley del mínimo esfuerzo, algo que pudieron acabar pagando caro ante un admirable GBC.

‘Misiles’ salvadores. El acierto desde el 6,75 en tramos muy puntuales a cargo de Causeur, James y Bourousis permitió sofocar el intento de rebelión del cuadro de Fisac, que planteó varias defensas zonales con Hanga en pista.

Colista renacido. Favorecido por la poca chispa azulgrana, el Retabet.es mostró una cara muy diferente a la de los primeros partidos de la campaña. De ahí que pueda soñar con la salvación.

Sus triples ayudaron a sofocar el intento de rebelión del GBC. Recobró la munición ofensiva en una velada donde, eso sí, también padeció serios apuros para contener a Txemi Urtasun.