Vitoria - El Baskonia comienza mañana su maratoniano periplo de viajes por toda Europa. Este viernes le toca rendir visita al Olympiacos en la segunda jornada de la primera fase continental y el gran interés se centra en conocer si Lamont Hamilton integrará la expedición. Nada más concluir la Supercopa, el poste estadounidense sufrió en un entrenamiento a finales de septiembre una pequeña lesión muscular en su pierna derecha que debía apartarle únicamente por espacio de dos semanas de las canchas.
Pues bien, han pasado ya más de tres y se desconoce todavía el estado de un pívot del que las altas esferas han intentado desprenderse por todos los medios durante el pasado mercado estival. Sin embargo, la consabida etiqueta de baloncestista de cristal, su decepcionante rendimiento a lo largo del pasado curso y, sobre todo, los altísimos honorarios que le suscribió Querejeta para su segundo año de militancia en el Buesa Arena ahuyentaron a todos los posibles interesados. Al Baskonia no le quedó otro remedio que quedarse a regañadientes con un interior que no entraba en sus planes y, por si fuera poco, incumplió el plan de rehabilitación que se le encomendó en verano para subsanar sus problemas de fascitis plantar.
Hamilton se presentó con varios kilos de más al inicio de la pretemporada y las tirantes relaciones entre ambas partes se recrudecieron. La única vía para una posible reconciliación pasaba por que el neoyorquino aceptase una drástica rebaja de sus emolumentos. Algo que así sucedió a la postre, aunque por todos es sabido que la posibilidad de corte en medio de la campaña se mantiene como una hipótesis factible.
Su ausencia de las últimas convocatorias alimenta toda clase de rumores sobre un jugador que nunca ha conectado con la grada y, dadas sus condiciones, tampoco se presenta como una solución válida para dotar de solidez a una pintura bajo mínimos. Su posible reaparición ante el Olympiacos elevará a siete la lista de pívots sanos y obligará a Crespi a realizar dos descartes, siendo los hermanos Diop los nominados. - O. San Martín