murcia - Hasta hace unas semanas, era un valladar incansable que quería rebelarse ante la vulgaridad de un equipo con cada vez menos peso tanto en la ACB como en la Euroliga. Era todo corazón y pundonor hasta que le ha invadido un hastío evidente por lo que detecta a su alrededor y se ha vuelto terrenal. Nocioni constituyó durante meses ese faro incansable al que se agarró el baskonismo para mantener vivas las constantes vitales de un colectivo donde solo Heurtel y Pleiss ejercen como lugartenientes solventes.

Sin embargo, el Chapu lleva varias semanas desaparecido en combate. Ni atesora un mínimo de acierto ante el aro rival, ni toma decisiones adecuadas en beneficio del grupo, ni exhibe altruismo sobre la pista ni, sobre todo, contagia ya esa pasión desbordante de la que incluso se empapaba una grada desencantada. Virtudes que han hecho de su figura la más querida y respetada en un Buesa Arena, pero que últimamente se han extraviado por completo.

El argentino parece haber quemado sus últimas energías y estar harto de una situación cada vez más insostenible. Por todos es sabido que su relación con Scariolo tampoco vive el mejor momento, tal y como ha quedado patente en algún tiempo muerto. En caso contrario, no se entiende su escuálida aportación en unos últimos tiempos donde el técnico italiano le ha retirado la titularidad en detrimento de Mainoldi y le está dosificando para que llegue en buenas condiciones físicas a las series finales por el título.

En un momento donde empieza a negociar su renovación para la próxima temporada, Nocioni irradia melancolía y frustración. Se ha contagiado de la apatía de un grupo que no le respalda y carece de su misma convicción. En el Palacio de los Deportes de Murcia, posiblemente fue el más damnificado por la derrota junto a San Emeterio. Frente al conjunto de Nicola, no dio una a derechas. Su casillero reboteador permaneció inédito, se precipitó en varios triples que no venían a cuento y terminó perdiendo su duelo personal con el tunecino Ben Romdhane.

Pese a anotar el triple que colocó el 65-63 en el marcador, estuvo desquiciado y fuera de onda. En consonancia con la abúlica imagen colectiva. Si no lo ha hecho ya, el Baskonia lleva camino de arrastrar hacia la mediocridad a un hombre de hierro que duda seriamente sobre la conveniencia de seguir en un club ya sin la aureola de ganador o, en su defecto, dar un nuevo giro a su dilatada carrera.

Odom. Según el 'New York Post', quien fuese efímero pívot azulgrana se ha reunido esta semana con el presidente de los Knicks, Phil Jackson. Aunque no ha trascendido el contenido de la conversión, en la Gran Manzana ya especulan con el interés de Nueva York.