vitoria. El Laboral Kutxa ya está entre los dieciseis mejores de Europa tras sellar con comodidad el primer objetivo que fijó Josean Querejeta antes del inicio de la presente temporada. Con dos jornadas de antelación, los alaveses han disipado las dudas surgidas hace semanas cuando la dolorosa derrota casera ante el Estrella Roja, la epidemia de lesiones y el dubitativo juego del equipo habían teñido de sombras la clasificación hacia el Top 16.

Por si ello fuera poco, el recuerdo del extremo sufrimiento padecido durante las tres últimas campañas pesaba en en exceso en el subconsciente de los aficionados antes de que la competición echase a rodar. Hasta el curso 2009-10, momento a partir del cual su pujanza fuera de las fronteras comenzó a perder muchos enteros, el inquilino del Fernando Buesa Arena jamás vivió sobresalto alguno a la hora de transitar por la primera fase de la Euroliga. De hecho, siempre le había sobrado algún partido para hacer realidad una meta asequible que se daba por descontada con independencia de los rivales con los que debía verse las caras.

Desde entonces, el baskonismo ha vivido en el alambre. Abonado a la angustia y con el corazón en un puño, incluso debió purgar una dolorosa eliminación en la campaña 2011-12 tras una derrota de infausto recuerdo en Miribilla que supuso un considerable varapalo deportivo y económico. De haberse impuesto al Bilbao Basket, habría sido líder de su grupo, pero perdió y salió malparado en el basket average de un triple empate con los vizcaínos y los italianos del Cantu.

En la temporada 2010-11, el antiguo Caja Laboral sufrió los primeros apuros para colarse entre la flor y nata del Viejo Continente. A falta de tres jornadas estaba eliminado, pero ganó de una tacada los tres últimos duelos ante el Khimki, el Zalgiris y el Partizan para incluso encaramarse a la segunda posición del lote tan solo por detrás del Maccabi.

En el pasado ejercicio, ya sin Dusko Ivanovic en el banquillo y con Zan Tabak al frente del timón, el Baskonia también debió recurrir a otra gesta de dimensiones épicas para evitar el sonrojo de la prematura defunción continental. Una canasta de Heurtel ante el Milan prolongó su fino halo de vida a falta de tres jornadas, una semana más tarde rubricó una velada antológica en Estambul ante el Efes y, para terminar de concretar la resurrección, aplastó en la última jornada en casa al Cedevita. Pese a firmar un inquietante balance al final de la primera vuelta (2-3), el Laboral Kutxa no ha padecido en esta ocasión tanto como en el pasado e incluso se halla en disposición de atacar el liderato del grupo.