vitoria. Ni el desgaste por el pesado desplazamiento a Chipre ni las sensibles ausencias en su engranaje hicieron mella ayer en un Baskonia revitalizado por la refrescante aparición de dos nuevos elementos (Kaukenas y Mainoldi), la profesionalidad de un tipo encomiable (Nocioni) que afronta cualquier partido con sangre en los ojos y la contagiosa ambición de un joven de 18 años (Diop) que desea acelerar, mucho antes de lo planificado por las altas esferas, su ingreso en el equipo. El aterrizaje de un fantasmagórico Estudiantes, una triste sombra del aquel desinhibido colectivo que despertaba tantas simpatías y brindó jornadas inolvidables en el pasado, tuvo un aroma redentor para un Laboral Kutxa necesitado de un triunfo terapeútico que apaciguase los ánimos del entorno y permita ir ganando tiempo en espera de la recuperación de los numerosos lesionados del famélico plantel.

Tras verse desfigurado en sus últimas apariciones ante el Real Madrid y el Panathinaikos, dos gigantes de la canasta que desfilaron en el camino en el peor momento, el calendario regaló en esta ocasión una cita amable para cicatrizar algunas heridas y certificar la ansiada liberación. Nada mejor que un forastero amable, apocado a más no poder y que dio todas las facilidades del mundo para solventar un primer momento crítico de la temporada donde la necesidad ya era acuciante a la hora de inaugurar el casillero a nivel doméstico. El Baskonia, cuya única desconexión al inicio del último cuarto propició un marcador final demasiado engañoso para sus numerosos méritos, superó un nimio obstáculo dejando esta vez un reguero de noticias positivas.

incansable nocioni En una campaña donde los partes médicos y los severos correctivos estaban minando la autoestima tanto del equipo como de la masa social, el de ayer emerge como un punto de inflexión para asentar el crecimiento de un bloque golpeado sin piedad por la mala suerte. El 79-66 definitivo debe reforzar la moral en vísperas de encarar el asalto al Siemens Arena de Vilnius en una jornada propicia para encauzar el billete hacia el Top 16. Si San Emeterio y Hamilton se suman en breve al barco, ya no habrá disculpas para vislumbrar la verdadero medida del nuevo proyecto parido en verano.

El partido, de escasa calidad y más propio de una categoría inferior durante muchos minutos, tuvo como principal reclamo la aparición de Ilimane Diop. Los múltiples despropósitos de Pleiss le concedieron rápidamente la alternativa y el senegalés propició los mayores aplausos de una tarde-noche soporífera en líneas generales. Dispuesto a comerse el mundo en cada acción y beneficiado por la tibieza del juego interior colegial, la promesa azulgrana comandó el despegue alavés en el marcador. Su capacidad intimidatoria disuadió al Estudiantes a la hora de penetrar. Minutos esperanzadores por parte de una bisoña pieza a la que la ausencia de Hamilton ha concedido un protagonismo inesperado.

La escasa pegada madrileña facilitó la primera muesca liguera. Vidorreta planteó un duelo áspero cuyo foco recayó en Nocioni durante casi todo su desarrollo. El todoterreno argentino minimizó las dudas esgrimidas por otras piezas sumidas en un bloqueo mental. Hodge calentó rápidamente banquillo con una dirección rebosante de errores, Jelinek y Causeur carecieron de puntería desde la larga distancia, Heurtel incurrió en pérdidas delirantes en la primera mitad... El Estudiantes prolongó su fino halo de vida hasta un tercer cuarto que retrató la abrumadora superioridad azulgrana.

Bastaron un endurecimiento de los decibelios defensivos, varios contragolpes de libro y una fase de clarividencia en el ataque posicional para desnudar la debilidad colegial (62-40). El posterior ataque de relajación, concretado con un parcial desfavorable de 0-12, resultó anecdótico antes de que el Baskonia recondujese el rumbo. El partido languideció sin noticias destacables hasta que Diop recibió el merecido homenaje del público al desfilar hacia el banco por culpa de su quinta falta. En una temporada donde la calidad y el talento se resienten por culpa de la reducción presupuestaria, el africano encarna como nadie los nuevos valores que se persiguen en el Buesa Arena: hambre, ganas de comerse el mundo, descaro y personalidad.