Vitoria. Había un cincuenta por ciento de opciones de que surgiera el cruce y las manos inocentes de las principales autoridades políticas alavesas obraron en un escenario incomparable como el Valle Salado, ubicado en Saliñas de Añana, el enfrentamiento por el que todos suspiraban en voz baja. El opulento Barcelona de Xavi Pascual se cruzará el próximo 4 de octubre en el camino del Laboral Kutxa hacia la quinta Supercopa de su historia. La cita que todos los años sirve para inaugurar oficialmente la temporada amanece esta vez con más morbo del habitual por la presencia en el bando culé de cuatro jugadores que hasta hace bien poco vistieron la elástica alavesa y emigraron hacia la Ciudad Condal para posibilitar un respiro a las debilitadas arcas del Buesa Arena.

Huertas, Oleson, Dorsey y Lampe conforman el trasvase de piezas registrado entre Vitoria y Barcelona en unos últimos tiempos donde la pérdida de pujanza económica del Baskonia le está condenando a gozar de un papel residual en todas las competiciones ACB. En esta apasionante apertura de curso, la tropa adiestrada por Sergio Scariolo partirá como clara víctima ante un adversario armado hasta los dientes que ha realizado hasta cinco fichajes en el actual mercado estival con el fin de desbancar del trono liguero al todopoderoso Real Madrid, que disputará la otra semifinal ante el Bilbao Basket. Tras la fallida intentona por Spanoulis, Joan Creus ha cerrado a golpe de talonario las llegadas de Papanikolau, Pullen, Nachbar y los dos citados pívots que han salido por la puerta de atrás del Buesa Arena.

Nada más conocerse los emparejamientos de la décima edición de la Supercopa, para la que todavía no se conocen los horarios y que hasta ahora solo conoce tres ganadores en su historia, Josean Querejeta destapó su versión más dicharachera. "Jugamos ante el Baskonia B", deslizó en tono de broma el presidente baskonista debido a los numerosos rostros conocidos que anidan en el cualificado rival. Ya más en serio, puso de relieve la dificultad que entrañará la conquista del billete para la final. "Hay que reconocer que es uno de los grandes equipos europeos. Cada vez que ganan algo, hay una parte nuestra que también gana. Particularmente, me daba igual el rival. Será una ocasión propicia para ver lo que puede dar el equipo y un bonito inicio", confesó.

El sorteo de la Supercopa, cuyo tirón entre los aficionados baskonistas no está siendo excesivo hasta ahora, fue aprovechado por Querejeta para -a diferencia de la visión de la masa social- alabar las bondades de un proyecto carente de nombres rutilantes. "Este año tenemos un muy buen grupo humano. Al final, hay equipos que están en una situación económica ventajosa respecto a nosotros, pero disponemos de una buena plantilla, jugadores jóvenes que pueden crecer muchísimo, veteranos que pueden mantener el equilibrio y un buen técnico... Soy optimista. Si no sufrimos más lesiones, el equipo estará a la altura de las circunstancias. El año pasado hubo situaciones de poca implicación, pero eso ya es historia", confesó un dirigente obligado a vender ilusión.