55 de valoración entre ambos. Fernando San Emeterio, 30, y Nemanja Bjelica, 25, firmaron ayer un partido extraordinario que abrió al Baskonia de par en par las puertas de la siguiente fase, ya que, como se había avisado, una derrota podría haber resultado fatal.

El cántabro y el serbio son la cara y la cruz de una misma moneda. El primero, fogoso, pasional. El juego de San Emeterio transmite. En la retina del aficionado baskonista está grabada a fuego su llamada a la calma previa a la última liga conquistada por los azulgrana.

Nemanja, por su parte, es un jugador que ha tardado en aparecer pero su exquisita técnica y sus aptitudes, unidas a las dosis de pundonor adquiridas, hacen de él el diamante en bruto que prometía ser. Nemanja parece el de la última fila de la clase. El chaval que susurra al oído por miedo a alzar la voz. Ayer la alzó y vaya si lo hizo. El serbio lleva desde el play off de la pasada temporada dando noticias de que ya está entre nosotros por fortuna para la parroquia azulgrana.

Los dos jugadores baskonistas; uno plagado de talento, el otro de pundonor; se aliaron para dar al Baskonia el último empujón necesario en un encuentro que pasará a la historia reciente del equipo. Todos cumplieron y la pareja protagonista de estas líneas lo hizo durante todo el choque, pero fue en los últimos compases del encuentro de ayer cuando destaparon el tarro de las esencias.

18 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias para el santo baskonista y 20 puntos y 9 rebotes para un gran Nemanja. Ambos fueron piezas cruciales en la gestación de la victoria más importante en lo que va de curso y que podía haber supuesto un duro revés en caso de no haberse logrado.

El Baskonia nunca perdió la cara a un partido que encaró con máxima seriedad desde el minuto uno. Un 0-6 de parcial tras un inicio titubeante permitió a los baskonistas mantenerse en el partido en los primeros compases cuando parecía que los italianos querían despegarse en el marcador. El 10-10 daba paso a la pequeña ventaja que alcanzaban los alaveses (10-15). La defensa en este inicio fue clave.

Lampe, quien está siendo el pilar interior del Baskonia, se presentaba también ayer como un factor clave en el rendimiento global del equipo. El polaco dio la cara y, además de plantear una gran defensa como el resto del equipo, comenzaba metiendo tiros lejanos con la consiguiente apertura de la defensa italiana, algo que resultó clave. Ivanovic optó por darle descanso, con Hernández-Sonseca, el último minuto y medio de este primer periodo y el conjunto se resintió. No obstante, el pívot madrileño acabó por mostrar un digno rendimiento que le mantuvo en cancha hasta mediado el segundo cuarto.

Los italianos aprovecharon este extremo para irse once arriba (35-24, min 16). Mientras, San Emeterio y Nemanja iban haciendo méritos, calentando motores. Todavía no había llegado su momento pero iban gestando una actuación para enmarcar.

Al descanso se llegó con 44-43. Sin embargo, los azulgrana tardaron en meterse en el encuentro tras la reanudación. Dos faltas seguidas de Bourousis, que se ponía en tres, servían de estímulo para los alaveses que veían desfilar hacia el banco al rival más temido. Pero tras este golpe de fortuna para el bando baskonista vino la de arena a través de la lesión de Nocioni, ocasionada tras un encontronazo con Nemanja Bjelica tras haber recibido una personal. El espíritu azulgrana corría el peligro de diluirse con quien es su mayor paradigma.

Pero su relevo lo aceptó quien mejor lo encarnaba antes de su llegada y su escudero sigiloso. San Emeterio anotó de fuera, penetró defendió con furia y cabeza. Nemanja, buscó la espalda rival, anotó también desde el exterior y penetró con criterio mientras ayudaba en el rebote, laguna solventada ayer.

Ambos encabezaron una victoria épica. Nemanja y Saneme, la pareja de ayer y dos hombres que serán cruciales en el devenir este curso de un insurgente Caja Laboral.