Vitoria. El Erecteión, una de las edificaciones que conforman la fabulosa Acrópolis de Atenas, descansa su peso sobre las cabezas de unas imponentes columnas con forma de mujer. Son las cariátides, figuras sobrias, impasibles, sólidas, que llevan casi 2.500 años sosteniendo la estructura del templo elevado en honor a los dioses griegos. El peso del juego interior del Armani Jeans recae sobre las espaldas de otra figura helena, las de un tipo que iba para nadador profesional pero que al final creció demasiado. Por momentos, puede parecer tan estático y apático como las cariátides. Se le acusa de cierta indolencia, de desconectar en algunos partidos, sobre todo si ningún rival le calienta, pero pasa por ser uno de los mejores pívots del continente y sin duda esta noche será una de las principales amenazas con las que se topará un Baskonia que no puede permitirse un nuevo tropiezo.
Ioannis Bourousis (Karditsa, 1983) vive su segunda campaña en las filas del equipo lombardo. Fue la guinda al espectacular proyecto que la directiva armó para ponerlo en manos de Sergio Scariolo y que cerró su primer curso con el sabor amargo de la decepción. El Armani Jeans cuajó una discreta actuación en Euroliga, cuya primera fase superó a pesar de acumular un balance de cuatro victorias y seis derrotas, y se mostró incapaz de frenar al Montepaschi en la Lega, que se clausuró con el sexto scudetto consecutivo del combinado de Siena. Este año, al menos de momento, el conjunto milanés no parece ofrecer muchas más garantías, sobre todo en la competición doméstica, pero ha solventado con victoria sus dos primeros partidos de Euroliga, ante el Efes (80-75) y en la cancha del Cedevita (71-83). Y Bourousis tiene mucha culpa.
El poste griego, que se formó en la cantera del tercer equipo de Atenas, el AEK, pero que llegó a convertirse en un símbolo del Olympiacos, ha comenzado la temporada como una moto. Es el gran referente ofensivo del combinado transalpino y se cierne como un enorme nubarrón negro en el horizonte de un Caja Laboral muy justo bajo los tableros. Bourousis ha sostenido al Armani Jeans en el arranque de temporada con varias actuaciones al alcance sólo de los mejores interiores del continente. A pesar de la pésima impresión que arrojó en los dos amistosos que disputaron a finales de septiembre ambos equipos, en los que el equipo vitoriano sumó sendas victorias, Bourousis se ha puesto las pilas cuando ha llegado la hora de la verdad. Es, de largo, el jugador mejor valorado (20,5), el máximo anotador (17) y el mejor reboteador (7,5) del equipo italiano en Euroliga, y llega a la cita tras brindar una exhibición colosal en el último compromiso del Armani Jeans en la Lega.
El interior heleno se salió el lunes ante el Acea Roma. En el duelo en el que el conjunto lombardo obtenía su segunda victoria en cuatro partidos disputados se vio al verdadero Bourousis. Le bastaron 26 minutos para aniquilar al descafeinado conjunto capitalino. Los números que acumuló asustan. Sumó 26 puntos, 10 rebotes -cuatro de ellos ofensivos- y una valoración de 38 con una carta de tiro brutal: 7 de 10 en tiros de dos, 1 de 1 en triples y 9 de 9 en tiros libres. Imparable.
El Mediolanum Forum disfrutó hace sólo tres días de la versión más brillante de un jugador que de haber tenido otra forma de entender su profesión seguramente habría tenido sitio en la NBA. Sólo en una ocasión, en verano de 2005, probó suerte en un campus de verano, en Chicago. Pero la primera vez que saldría de Grecia no necesitó cruzar el Atlántico. Su primera aventura lejos de su país tuvo lugar mucho más cerca de Vitoria, en Barcelona, donde el corpulento pívot griego se encontró con un entrenador que ni entonces ni ahora regala nada a nadie.
Dusko Ivanovic quizá haya cambiado como técnico bastante menos que aquel Bourousis de 22 años que llegó en mayo de 2006 a la Ciudad Condal, El montenegrino, de hecho, ya dejó claro el pasado domingo en rueda de prensa que su filosofía se mantiene inalterable. "No estoy aquí para regalar minutos a nadie", aseguró el técnico tras la victoria frente al Joventut. A Bourousis esto no le pilla de nuevas.
viejo amigo de ivanovic El entonces prometedor pívot griego aterrizó en Barcelona con la idea de reforzar la plantilla de cara a unos play off que la afición vitoriana recordará bien y en los que el Barça cayó arrollado por el TAU en semifinales, aunque el título acabaría en las vitrinas del Martín Carpena.
Bourousis, que pocas semanas después acabaría firmando con el Olympiacos y ya en su primera campaña despuntando como la gran estrella que es, probó el amargor de la medicina del montenegrino, para el que apenas contó. Sólo pisó la cancha en tres de los siete partidos que jugó el Barça en aquel play off, aunque en total dispuso de once minutos. El destino vuelve a cruzar sus caminos. Esta vez es Bourousis quien tiene la sartén por el mango. Ante un Baskonia necesitado y con un juego interior cogido con alfileres, el poste heleno puede hacer mucho daño. Si hoy le da por ahí, claro está.