Es probable que la nueva versión del Caja Laboral cuente en sus filas con jugadores que puedan tener más o menos calidad de la que atesora Maciej Lampe, pero una cosa está quedando más que clara en el arranque del curso: el polaco se ha convertido en la pieza fundamental del puzzle de Dusko Ivanovic. Es el termómetro que marca el nivel. Con él en cancha, el conjunto azulgrana ofrece un equilibrio entre la amenaza de su juego interior y exterior que hacía tiempo que no mostraba. Cuando se marcha al banquillo en busca de oxígeno, y aún más en un colectivo en el que las lesiones le han dejado sin un recambio natural hasta la fecha, el rendimiento del cuadro baskonista lo acusa, ofrece muchas más dudas y se suele ver inmerso en casi todos los duelos en parciales contrarios a sus intereses.

Las estadísticas, como el algodón, no suelen engañar. Y aunque en ocasiones ofrecen vistas parciales de la realidad, en este caso hablan con meridiana claridad en favor del enorme peso que Lampe está adquiriendo en la nueva versión del Baskonia. El polaco, que apenas pudo aportar nada en el encuentro inaugural de la ACB frente al CAI Zaragoza, ha conseguido que su presencia en pista se convierta en una garantía de solidez. En el balance de puntos anotados y recibidos por el conjunto de Dusko Ivanovic cuando un jugador está sobre el parqué Lampe destaca por encima del resto. En los 72 minutos que ha disputado hasta la fecha en el torneo doméstico, el Caja Laboral ha obtenido 37 puntos más que su rival. Y eso es mucho para un equipo que, en conjunto, acumula un balance positivo de 39 en la clasificación (337 a favor y 298 en contra) al término de la cuarta jornada.

El influjo de Lampe -o si se quiere el de un jugador interior que represente una amenaza para la defensa rival- resulta evidente a los ojos de cualquiera que haya observado la trayectoria del equipo en estos primeros compases de la temporada. Los pupilos de Ivanovic han tomado como costumbre desplegar una puesta en escena eléctrica, dominadora, que les ha permitido adquirir rentas bastante jugosas en la mayor parte de los partidos disputados. Sólo en uno de los seis compromisos jugados hasta la fecha, el del Príncipe Felipe, el cuadro azulgrana ha cedido el marcador del primer cuarto (23-16). Y curiosamente fue el único partido en el que Lampe, que apenas disputó dos minutos, no fue titular.

El resto de los inicios ha marcado una tendencia muy favorable para el Caja Laboral. Incluso en los dos choques de Euroliga el quinteto inicial del equipo vitoriano supo imponer esa intensidad que a la postre se ve luego diezmada ante la evidente falta de un recambio de garantías para el polaco. En Atenas los pupilos de Ivanovic cerraron los primeros diez minutos de partido con una renta de cinco puntos (18-23). Ante el Zalgiris, en el partido más complicado y de resultado más doloroso hasta la fecha, esa ventaja se redujo a dos (25-23). Pero existió.

Y todo ello sin hablar de los tres triunfos baskonistas en la Liga Endesa, en los que el equipo ha sabido señalar a las primeras de cambio el camino de la victoria. Así sucedió ante Cajasol (30-13), Gran Canaria (14-27) y Joventut (24-15). El problema llega siempre después, en el segundo cuarto, que suele coincidir cuando el interior polaco busca el descanso en el banquillo.

Con Pleiss lesionado y ninguna opción fiable para asumir el papel de cinco, el invento se desmorona. Hasta el punto de que esos arranques fulgurantes dejan de tener validez. El Baskonia, de hecho, sólo ha sido capaz de obtener un parcial favorable en el segundo cuarto en Zaragoza. En el resto de partidos, incluidos los que ganó fácil, acusó en exceso la falta de su gran sostén.