Vitoria. La vida de Thomas Heurtel ha transcurrido a lomos del vagón de una montaña rusa a lo largo de las últimas semanas. El base galo tuvo pie y medio fuera del equipo. La directiva, que no se encontraba excesivamente satisfecha con el rendimiento que ofreció en la temporada de su debut como azulgrana, buscó un destino en el que mandarlo como cedido. El Cajasol de Aíto pudo haberse convertido en su morada temporal, pero fracasaron las negociaciones y finalmente se quedó en Vitoria. Los rectores baskonistas transigieron ante la inexistencia de alternativas económicamente viables -hubo varios equipos tanto de la ACB como de su país que tantearon su situación- y al final Heurtel se quedó para formar parte de una plantilla que contaba con tres bases y en la que, a priori, parecía que iba a tener las de perder en el reparto de minutos. Nada más lejos de la realidad. Hasta la fecha, Ivanovic le ha concedido la condición de director de juego titular y con el paso de las semanas está creciendo en el seno de un colectivo cuyo nuevo estilo de juego se ajusta como anillo al dedo a sus características.

Heurtel, que en Las Palmas cuajó un más que aceptable partido, no ocultaba ayer ni la preocupación que le asaltó en esas semanas en las que su futuro se había convertido en una incógnita ni la satisfacción que le embriaga tras sentirse parte del equipo en este arranque liguero. Y se muestra muy agradecido con el técnico que le está devolviendo la fe en sus propias posibilidades. "Dusko me da mucha confianza", concedía ayer el galo al término de la sesión matinal de trabajo del conjunto azulgrana. "Lo que hago es tratar de jugar bien y ayudar a mi equipo a ganar los partidos. Hago mi trabajo. Trato de hacerlo y es mi oportunidad", asumía Heurtel, que ha multiplicado su presencia en cancha con respecto al pasado curso, en el que a la sombra de Prigioni quedó relegado a un plano residual.

Tras haber permanecido un tanto en la sombra durante las últimas semanas, Heurtel no tuvo reparos en confesar los momentos difíciles que atravesó durante el verano, e incluso después, cuando arrancaba la pretemporada y su nombre seguía ligado a decenas de rumores de posible cesión. " No puedo decir que estuviera mal, porque es sólo baloncesto, no es una cosa... Pero sí que he estado un poco preocupado durante ese tiempo", reconocía. Ahora contempla el panorama con otro prisma: "Después del verano la situación ha cambiado. Todo es muy diferente y estoy muy contento", aseveraba. Y resulta comprensible esa sensación de felicidad que ahora le embarga a poco que se entienda que su figura encaja a la perfección en el estilo de juego del nuevo Caja Laboral. "Somos un poco menos fuertes que los otros equipos. Por eso tratamos de correr más, de hacer ese baloncesto", exponía un Heurtel más tranquilo.